Ayer, entre pinturas inconclusas, papeles y notas que nunca
se terminan, bajé a ver la exposición de “Voces de Mujer” llevaba toda la
semana esperándola, y llegaba tarde, siempre corriendo a todas partes; ─pensaba
por el camino─… así que comencé a correr, cosa que hago siempre, y siempre
intento llevar mi cámara…
Voces de mujer no es solo un titulo, ni una imagen; es un
grito, es una lucha, que no una utopia… pensaba mientras caminaba por la calle
la unión; y bajaba hasta “Carreteria”, donde se encuentra el instituto de la
mujer… en ese momento me sonó el móvil, y mientras hablaba, caminaba a todo
correr, entre turista perdidos y coches, y todo lo que se cruza cuando llegas
tarde a los sitios.
Pero no, no llegué tarde, aunque la puerta se cerraba en mis
narices justo cuando puse el pie en el umbral… justo a tiempo…
Al entrar me encontré con la presentación, precedida por la
directora del centro, la representante de la diputación y, la representante de
amnistía internacional de Málaga que no tuvo ningún desperdicio.
Mientras en mi cabeza, se escuchaban voces transmitidas desde
las fotografías que colgaban en las paredes, con poemas de Chavela Cervantes, Inmaculada
Gomez Haro, Isabel, Rosa, María Angustia Moreno, Chus María Jesus, María Ramos,
Isabel, Fuensanta Martín Quero, Mercedes Martin etc… en un rio de palabras y
versos que me llegaron a emocionar.
Comencé a hacer fotos mientras las palabras circulaban por el
aire, y me transportaban a Egipto, a la plaza de Tahrir; pero no solo a este
lugar, que en principio, fue el motivo por el que llegué hasta el evento, fue
la voz de la mujer del mundo, la voz de la desesperación, de la soledad, de la
desesperanza, de la humillación, la que despertaba cada vez más mi atención,
mientras las voces de las poetas volaban por el patio, y a su vez, el silencio
que las rodeaba en una mística que nos envolvía a todos los que allí estábamos,
escuchando, absortos y mudos… y, las que por momentos me hacían sentir que
todas las voces son pocas, que faltan más, que merecen y deben ser escuchadas… las fotos y las palabras que quedaban grabadas
en mi memoria y en mi alma como una huella que ya no desaparece jamás.
Sentir no basta, me decía de camino a casa, pensar que otros
hacen por mí, tampoco. Pensar que todo está en otra parte y que por lo tanto a
mi no me llega; tampoco.
Sentir que mientras escribo esto alguna mujer en el mundo
está siendo violada, asesinada o maltratada, tampoco.
El mundo se puede cambiar, y todo esto se podría evitar
teniendo conciencia, llevando la palabra y la experiencia allí, donde hace y
haga falta… para al fin poder cambiar, y avanzar en una humanidad que se nos desvanece
entre los dedos, entre la ideas de nuestro futuro, en una humanidad que cada
vez es más consumista y más desprendida de si misma… en una humanidad que podría
caminar al unísono y no lo hace… que está ocurriendo; me preguntaba mientras subía al cuarto piso
sin ascensor donde habito… por qué no somos una humanidad más creativa y
constructiva a favor de ella, nuestra, nuestra propia humanidad… sin fronteras
y sin muros entre pueblos y humanos… donde ninguna mujer más sea maltratada…
Al llegar al cuarto piso al fin, me puse a mirar las fotos…
una por una, y mi cámara se portó bien, sacó lo que fue a sacar… la voz de la
mujer, la voz de la esperanza, la voz de la paz…
Voces
Las voces del silencio// suenan
Las voces del ruido, las voces del viento//
La música del alma// el silencio absoluto// el grito.
Las palabras que no se olvidan
Los sueños// suenan
Donde queda; se percibe// ahuyenta, atrae //
Gritos, voces, palabras
Las voces del silencio// las voces del viento//suenan… //… suenan
Las voces del ruido, las voces del viento//
La música del alma// el silencio absoluto// el grito.
Las palabras que no se olvidan
Los sueños// suenan
Donde queda; se percibe// ahuyenta, atrae //
Gritos, voces, palabras
Las voces del silencio// las voces del viento//suenan… //… suenan
Juan Manuel
Álvarez Romero© Málaga -2013