martes, 24 de mayo de 2011

LA MIRADA DEL OTRO



LA MIRADA DEL OTRO
Semana del 20
Escuchando a John Coltrane

MI LUGAR NO ESTÁ AQUÍ EN EL CIELO, SÉ QUE NO PUEDO QUEDARME EN EL CIELO... PERO SI QUE PUEDO VOLAR, SOÑAR, CAMINAR... VOLAR NO ES SOLO PARA PÁJAROS.


En la cordura está la locura, no cabe duda, uno está cuerdo hasta que la mirada del otro le dice que no lo está, o la cuestita, en ese momento comienza un conflicto interno complejo para el uno y para el otro, reclamante de cordura.

La lógica y la verdad van unidas, las respuestas son otra cosa... siempre se deben cuestionar, nunca vienen hechas...

En la memoria quedan esos silencios que nunca fueron sonidos, palabras; en ella quedan solo los recuerdos de aquello que pudo ser y no fue, que en realidad quedó en el alma y, en el corazón como algo real, pero que solo fue eso, un sueño maravilloso, hermoso.

Asumimos los hechos, pero muchas veces sin ver sus causas, los juzgamos en nuestra realidad, sin mirar sus efectos en los demás. ¿Como enfocar esos hechos sin dañar, sin molestar, sin herir? En el camino encontramos esas respuestas, pero casi siempre demasiado tarde, cuando el daño y la herida están hechos. Los sueños deben volver a retomar un nuevo vuelo.

Bajo este criterio que podría aplicárselo a todo en general, sentimental, amistad, laboral, existencial, etc. La mirada interna es continua, debe ser continua para mantener la lógica.

La sociedad es reflejo de nosotros mismo y, además con efecto rebote. Nos partimos el alma diariamente por ser felices y hacer feliz a los demás; pero en ocasiones sin un límite coherente, y sin resultados, volvemos a casa tan solos como salimos de ella, “la felicidad dura una leve eternidad” y con las sombras de la incoherencia a nuestras espaldas.

Mil veces nos exponemos a perder nuestro corazón, muchos lo han perdido ya, otros intentan no perderlo del todo y los que aun lo tienen intacto suelen andar rechazados, solitarios y extraños. No sé, la fuerza del alma llama al otro alma, ese alma que llamamos consciencia, en la que entra la razón, la lógica y como no, las dudas (preguntas y respuestas) dudas a perder lo poco que puede quedar de las dos partes, el alma y consciencia “llamémosle también razón y, lógica”.

La inconsciencia de nuestras acciones daña al alma de los demás, “a la del resto de la comunidad”, incluso la nuestra, en un desgaste lento, casi imperceptible, pero muy eficaz, mortal a largo plazo y, que nos debate en determinaciones drásticas en las que debemos mostrarnos sin alma para defendernos de ello.

La moral, otra parte que nos desbloquea cuando la percibimos inmoral, cuando vemos que no existe, cuando cierta moral apaga la voz del corazón, cuando las razones se interponen entre nuestro corazón y la lógica.

En la mirada del otro veo todas estas preguntas, creer o no creer, esa es la cuestión. La razón de ser, la fortaleza en sentirse, la moral de estar y, la necesidad de ser y de seguir creyendo en todo y, en los todos, sin esas creencias no podríamos vivir. En mi opinión es lo más importante, creer por encima de todo, creer es vivir. Pero en la mirada del otro persiste esa agónica duda. La insoportable levedad de la duda. En nuestro corazón está el ser más humano, en nuestros sueños está el corazón de serlo.





2011© Juan Manuel Álvarez Romero


No conozco la razón, pero sí, me oriento entre ella y la lógica. Sé de la verdad, pero no entiendo su mensaje cuando me llega de mil formas diferentes.

Las palabras se equivocan tantas veces como la razón y la lógica.

Otras me siento perdido entre la locura y la búsqueda de lo que veo.

No entiendo las veces en las que te encuentras ante noticias que dejan perplejo, las bombas noticieras que me descolocan en una sin razón llena de paradojas como ¿es verdad lo que me dicen? ¿Es coherente? ¿Hay sentido?

Camino desolado ante las calles repletas de sombras expuestas a otras miradas perdidas.

El ritmo del movimiento deja mucho que desear, ya que no es otro que las luces de la mañana, después se desploma en forma de globo desinflado. Las horas, nunca cierran, siempre están abiertas.

La mirada del otro, dice que mañana será otro día, que hoy se terminó para un mortal como yo, ahora le toca a otro; yo he cumplido con el día.

La mirada del otro solo vende, intuye mi interior, me deja desnudo ante sus ojos, y saca de mi lo que necesita, después soy despojado como un rollo de papel higiénico ya en uso, dejé de ser útil; al menos por hoy.

Cuando aterrizo dentro de mi habitáculo, las luces de la angustia asoman bajo el sofá, las angustias de ayer, antes de ayer y así tadas las de la semana “Un día de estos debo hacer limpieza.

Una caja sobre la mesa me dice lo que ocurre fuera, fuera de todo mi mundo y a la vez dentro del que vivo, el global. Intento mirar hacia otro lado pero para eso debo desconectar también el sonido, ese sonido de palabras me llenan la cabeza de sin razones lógicas.

Los días se marchan, al igual que las personas llegadas la hora; te quedas solo en la barra del bar y ya eres mal visto. Si caminas solo también. Si intuyes eres extraño.

No sé, a veces… por donde caminar sin ser visto, sin ser comentado. ¿Como se puede?

¿Por que esa mirada del otro?

La mirada del otro marca el paso de todos, pero la mía no puede evitar mirar a los ojos del otro.

La quántica hace presencia y, me avisa de que ya debo ir a dormir, mañana me toca volver al mismo lugar.


***


EXISTEN MOMENTOS EN LOS QUE DE ALGÚN MODO MIRAMOS POR NUESTRO INTERIOR RECORRIENDO LUGARES YA OLVIDADOS, PERO GRABADOS EN LA MEMORIA Y NUESTRO ALMA... EN ESOS MOMENTOS NOS VEMOS Y, VEMOS REALMENTE EN LO QUE NOS CONVERTIMOS EN EL CAMINO, PARA BIEN O PARA MAL, SOMOS LO QUE SOMOS Y CONTINUAMOS EN ÉL TRANSFORMÁNDONOS EN CADA PASO.


Las obligaciones diarias nos envuelven en electos continuos de las horas, de momentos robados y dedicados en exclusivas a un mundo que nos vuelve monótonos.

Caminamos sin un rumbo posible a causa de la presión de las horas, de los minutos que se acumulan en desusos, en olvidados de una vida sin tiempo.

El tiempo dejó de tener la importancia que originariamente tenía, vivir. Pero claro, cada uno de nosotros tiene un concepto diferente de ese uso maravilloso de ser, de estar, de pertenecer a un ciclo natural ya en desuso. Cada uno de nosotros inventa su propio ritmo, adecuado a sus necesidades diarias compuestas de horas, minutos borrados, vacíos.

Nos llenamos de posibilidades de generar vida, de sentir el palpitar de esas horas que regalamos y que nunca nos pertenecieron.

Las palabras que nunca dije se acumulan en mis silencios y, estos se apelmazan en un sin fuerzas que a su vez genera una acumulación de energías explosivas al punto del peligro de explotar, de aniquilar cualquier sonido a razón, lógico… esperanza; y voy descubriendo que las palabras sin sonidos tienen toda la fuerza. Y las que las tienen suenan a vacío, sin ninguna energía. Ya nada suena a lleno.

Hoy vuelvo a sentir la mirada del otro en mi diario de silencios, en las sombras que me despiertan en plena madrugada avisándome que debo ciertas horas a alguien, que los minutos descansados no me sirvieron, al menos como yo pensaba.

Mañana está muy cerca y, en la calle ya suenan otros que como yo se encaminan a regalar sus horas. Otros en cambio, intentar regalarlas, pero que aunque quisieran, no les dejan… porque no todo el mundo tiene ese derecho y, su abatimiento es aun peor, porque están regalando sus horas de vida a una posibilidad, a una lógica, a una razón, a un derecho que no les llega; poder regalar sus horas a otros.

En este recorrido aun nocturno, observo a los que regresan en el reflejo de mi ventana, cansados, oprimidos, sin fuerzas. Pero con cierta sonrisa en los ojos de haber podido regalar sus horas.

Esta sonrisa en los ojos, siempre me procupó.



EXISTEN MOMENTOS EN LOS QUE DE ALGÚN MODO MIRAMOS POR NUESTRO INTERIOR RECORRIENDO LUGARES YA OLVIDADOS, GRABADOS EN LA MEMORIA DE NUESTRO ALMA... EN ESOS MOMENTOS NOS VEMOS Y, VEMOS REALMENTE EN LO QUE NOS CONVERTIMOS EN EL CAMINO, PARA BIEN O PARA MAL, SOMOS LO QUE SOMOS Y CONTINUAMOS EN ÉL, TRANSFORMÁNDONOS EN CADA PASO.
No conozco la razón, pero sí, me oriento entre ella y la lógica. Sé de la verdad, pero no entiendo su mensaje cuando me llega de mil formas diferentes.


En ir y venir de de los días, nos involucramos en un cordón ilógico lleno de sorpresas abstractas que si las miramos bien no es otra cosa que la monotonía diaria del ir y venir… la armonía de nuestras propias sombras son las que evitan la locura de perdernos en un bosque de hormigón, de escaleras sin fin, de horizontes ficticios, de escenografías sociales que nos muestran un mundo onírico sin aíre, sin respuestas, sin texturas, sin vida a la que agarrarse.

En un reflejo, veo que el cansancio viene en la mirada, en el cuerpo, en el alma. No hay una meta consagrada definida, no hay una solución al miedo de esto o nada.

Ese miedo nos envuelve en gotas espesas de soledades que penetran en la nuestra, concluyendo en una sombra densa que convierte nuestras vidas en puro espanto. El pan humea en algunas bolsas, pero en otras brilla por su ausencia.

Soñar con un mundo mejor no es malo, las utopías se crearon para soñar, ¿o tal vez somos producto de una de ellas? no sé. Caminamos dentro de una burbuja, o tal vez no percibimos cual es el sueño, o el sueño que nos tocó vivir. Quizás somos unos errantes; sin fronteras, sin vidas propias… pero eso no me preocupa, me preocupa más el saberme parte de algo que no es perceptible, la continua sospecha de estar dentro del miedo.

Las palabras que llegan, vienen vacías de sentido, inconclusas de significado, pues las palabras dejaron de tener sentido en el mismo momento en que se olvidaron de este. La verdad.

La verdad se ha convertido en una meta diaria, su búsqueda nos agota en infinitas puertas cerradas, que nunca se abren, aun golpeándolas con fuerza, aun empujando en grupo, aun sabiendo que la verdad es parte de una vida entera de búsqueda. Esto no nos quita el derecho de buscarla en un sistema que se desvanece a nuestros pies, ese deseo vital de sobrevivirla nos absorbe en gran parte del camino vital de nuestra existencia.

En cada vida humana, existe una necesidad innata de respuestas, sin tener clara cual es la pregunta. Muchos caminan con las respuestas a todo, pero totalmente desorientados, buscando las preguntas de sus respuestas, otros buscamos con preguntas que no tiene respuestas y, la mayoría buscan las dos cosas, pregunta y respuesta.

Me maravillo al ver que existen caminantes sin ninguna de las dos, sin preguntas, ni respuestas, porque realmente nacieron para vivir, vivir sin preocupaciones, sin motivos para ello, tan solo ser felices en un mundo que les ofrece de todo, sin esfuerzo. Sí, existen, doy fe de ello.

Para los que si nos tocó preguntar o responder, andamos ese camino de ir abriendo y cerrando puertas. En mi mirada busco respuesta, pero en la mirada del otro veo con tristeza que no tiene la pregunta, o viceversa.

Algo en mi interior me dice que somos nosotros quien debemos darle forma a todo; que debemos caminar sin tantas preguntas, sin tantas respuestas, pero otra parte de mi no deja de hacerse preguntas al igual de darse respuesta por el camino.

En la mirada del otro, en ocasiones percibo una franja en el horizonte que promete respuestas, y cuando esto ocurre, instintivamente me encamino hacia esa brecha de razón, lógica y esperanzas.

Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 - Escritor y creativo multidisciplinar

RECORRIDOS.- III Narrativa


RECORRIDOS.- III
Narrativa


En las horas de mis juegos me cobijabas bajo tus sombras maternales, con tú sabiduría del tiempo sobre tus hombros me ocultabas del sol de agosto. Yo quería correr y saltar, quería abrazarte sobre la luz eterna del verano, sobre el estanque que tantas horas de juego y baños nos dio.

Ahora cumplo la edad del tiempo, cumplo con la misiva de aquel día en que prometí volver siempre al mismo lugar, ¿recuerdas?

Tus palabras maldijeron aquella promesa, lo dijiste entonces y lo dices ahora,

¡No jures lo que no puedas cumplir! -.Decías.-
¡Debes irte para no volver, no mires atrás, corre!

Nunca entendí tú empeño, para que yo no volviese a este lugar, después de tantas cosas bellas que me ofreció.

La bicicleta estaba toda estropeada, llena de parches, remiendos con alambres usados, pero era la mejor.

No tenía guardabarros, ni trasportín, ni ningún tipo de suplemento, solo lo elemental; la cadena, pedales, manillar y ruedas, ¿frenos? No!! Con la Zuela de los zapatos o, si era peligro eminente me tirabas, aun conservo una cicatriz en mi barbilla.

No sé cuantas manos tenía de pintura, ni por cuantos dueños había pasado, pero era parte de mí, un miembro más de mi cuerpo… una maravilla, corríamos por los caminos a toda velocidad como en un circuito de carreras, ¿recuerdas?

Como no recordar el canto de las golondrinas volando bajo para beber del agua de las albercas o fuentes; ¿cuantas palomos caídos de los nidos salvamos? ¿A cuanto de ellos criamos en casa, dándole garbanzos y haciéndolas correr por el pasillo a ver quien llegaba antes a coger su premio? Sí, después terminaban marchándose, en cuanto les crecía las alas lo suficiente para ello.

Recuerdo algunas rescatadas de las fuentes, pues por su suerte o mala fortuna el destino les hizo caer en ellas, amortiguando el golpe, pero alargando su agonía. Cruel, pero es así, ¡suerte que pasábamos por allí! Pero las que no, eran tiradas a un Arriate por algún jardinero, para festín de alguna tribu hambrienta de gatos. No, no eran crueles los jardineros, solo aceleraban su muerte, si no estaban ya ahogadas después de una noche entera intentando salir del agua sin suerte.

Recuerdo una tarde en que papa nos fabricó unas espadas de madera para jugar a caballeros; esto fue motivado por una obra de teatro que se representó en unos de los patios, creo que el de la montería, donde se representó a don Juan tenorio, desde luego no teníamos edad para ver esta obra, no por el contenido de ella, si no por las horas en que se representaban. Era hermoso ver el palacio iluminado por la noche, sentir el aroma de las flores mezcladas con el de sentirse parte de aquel momento, aquella hora prohibida para un niño de mi edad. Sentir el aíre, sentir la escena, los decorados, los actores, el vestuario, las espadas; los sonidos, las voces… el drama. Estos momentos marcan a cualquier niño, al menos en mí permanecen estos momentos….
Juan Manuel Álvarez Romero© 2011

martes, 17 de mayo de 2011

“ENSAYO” LA CIUDAD EN LAS METÁFORAS DEL NUEVO DÍA “LA RECONSTRUCCIÓN”


Hubo quienes decían que el agua o el fuego constituyeron el motivo por el que se producía el agrupamiento en comunidades de los seres humanos. Pero nosotros, considerando la utilidad del techado y la pared y su carácter necesario” estamos fehacientemente convencidos de que estos factores tuvieron un mayor peso a la hora de reunir y mantener unidos a los seres humanos.
León Batista Alberti



Toda innovación “alteración de lo establecido” implica sin duda la existencia de algo establecido: tradiciones, convencionalismos, estéticas o formas de pensar.

Las ciudades son el reflejo de las sociedades, los países, los estados. Conformamos una base, unos cimientos que van fortaleciendo el gran edificio del capitalismo, el poder, el sistema; nunca debemos cansarnos de recordarnos que existen otras posibilidades para cambiar, para evitar los miedos impuestos, para mejorar notablemente las diferencias, difuminarlas entre si para que poco a poco vayamos viendo que la creatividad no es solo un proceso artístico; también es social, de la tribu, es cosa de todos, todos contribuimos a la creación de los estados. La palabra creación es más amplia de lo que solemos pensar.


La misma evolución va marcando las pautas de lo nuevo, la fuerza de creación o de destrucción está implícita en las nuevas formas, normas, secuelas de lo pasado o renovación de lo antiguo, esto todo como consecuencia de la perspectiva racionalista del siglo XIX y sus ciudades industriales, donde lo habitable, lo que constituía territorio e identidad se enlazaban a los proyectos sociales que contaban con distintas perspectivas de “lo moderno” según el lugar del mapa donde se estuviese establecido.

Y sin embargo todos nos hemos movido sin duda en una corriente de procesos socioculturales forzados, aun cuando los habitantes de las ciudades industriales del siglo XX irrumpían en las ciudades, tomándose los espacios, significando y delineando historias a través de sus calles, gestando así su mágica textualidad, la ciudad en si misma no dejó jamás de ser parte de un proyecto expansivo, productivo y tecnocrático que con la expansión de las lógicas de la expansión y producción del capitalismo ha ido engullendo también las formas significativas de habitación de los lugares.

Los espacios, reconstruidos y engalanados como piezas de museo recuerdan -claro- la pertenencia a legados culturales, pasados gloriosos en el arte, la filosofía, la literatura, pero que en muchos casos son tomados como centros de paso, donde se alimenta un alma inundada de posibilidades creativas que tiene un ancla a la cadena tecnológica que recuerda a diario que es ese el sentido del verdadero bienestar social, que fuera de las paredes de la comodidad del futuro y el mundo tal como se le habita no queda más que la reproducción incesante como camino al éxito. De esta forma los legados son eternos presentes que llenan las necesidades de sublimación y que evitan al mismo tiempo la generación de otras con iguales implicaciones sociales.

Y como no admirarlo y entenderlo si el mundo, ahora mutado en globo, no es solo planeta azul que vemos desde el espacio a través de la cámara satelital, el mundo-globo propio, el que adquiere la dimensión significante, se ha expandido y gracias a la masificación de todo-lo-que-se-produce la tecnología y su universo homogenizador nos permite una cotidianidad contenedora de -todo-lo-que-existe – así aparentemente se abre y se conecta todo al mundo-globo y, sin embargo es tan solo ante nuestros ojos en su imagen-objeto, si se ha logrado un engranaje necesario se podría quizás llegar a ir un poco mas allá del acto de visualizar y, se podría hasta a transitar por sus calles como un turista efímero que reconoce las maravillas de ese mundo exótico de lo diverso, mientras se abanica en un resort-habitación que es la reproducción completa del espacio seguro que contiene su mundo-conocido.

Pero el acto de habitar, territorializar, de inscribir el recorrido diario de una vida a través de plazas y calles, de la sorpresa de los encuentros y la gestación de historias propias y de actividades que permitan un fuera de juego de la avalancha de la tecnocracia, se hace cada vez más reducida y su permanencia ya es una doble apuesta a la sobrevivencia y a la resistencia contra la homogenización consumista y la locura de los endiosamientos de las identidades como producto de boutique, estas como tareas que exigen cada vez más un proceso reflexivo y regenerador que permita que lugares, saberes y, su contenido tomen fuerza en otra dirección que posibiliten su esencia pedagógica realmente en el margen de la cadena productiva.

Al tiempo de las reflexiones y las respectivas sombras generadas por todas las facetas del desencanto del planeta de no-habitación que nos va dejando esta lógica del orden global, donde salvo lo propio e individual ya nada puede ser gestor de felicidad y, la palabra “valor” se asimila a los espacios que habitamos, nuestras prácticas cotidianas sobre ellos únicamente son medidas en sus posibilidades comerciales.

A este tiempo que nos da bocanadas de intrascendencia compulsiva, entre lo desgastado y la basura toxica de un proyecto de lugar y de sociedad que se pretende estandarizada, vemos también las pulsiones de las resistencias desde los lugares donde el reconocimiento de lo humano es palpable y vivible, desde donde el miedo y la creación son herramientas fundamentales en los recorridos diarios, en lugares donde lo esencial no existe como teoría sino como practica, desde allí se están tejiendo mundos, aldeas más pequeña que pueden ser tejido también de eso que hemos denominado utopías de la tribu, desde muchas de estas experiencias y las de nuestra tarea diaria en el trabajo del volver a construir territorios y habitarlos de manera compartida es quizás lo que nos permita ¡quizás! otra vez gestar y dar cobijo a ese proceso de soñar en colectivo.


Las calles reflejan las sombras de los grandes bloques, cajas grises, los árboles son farolas con lunas coronándolas.
Existen calles sin salida, oscuras, llenas de basura donde también se perciben sombras humanas hacinadas bajo cajas de cartón, de donde emergen olores indescriptibles.
Justo dos calles más arriba, la luz lo ilumina todo, se perciben escaparates lujosos llenos de ropas, otros de comida y justo más allá se ve movimiento de humanos que entran y salen de un café tipo parisién. La música de jazz y las risas terminan por llenar el ambiente de una noche sin luz tan solo iluminadas por las falsas lunas.
Entre otras sombras se perciben unas más altas y oscuras, delgadas y sin rostros perceptibles que entran en cajas negras con ruedas, se mueven calle arriba y calle abajo, como vigilando que todo está en orden.
Desde mi posición, sentado en la rivera de un río y bajo un árbol, mi visión es general, puedo ver todo lo que ocurre en las dos calles, incluso ver pasar a los que no viven ellas, lo que me hace ser critico, observador y, me llegan preguntas como el porqué la luz no llega igual a todas partes, ¿porqué los olores y las risas deben ser diferentes? incluso porqué hay quien no vive ni quiere vivir en estas dos calles. Y me pregunto en que lugar camino o convivo yo en este entorno, en este mundo. ¿Cuantos lugares existen?




Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 - Escritor y creativo multidisciplinar
Vanessa Torres Mayorga© 2011 - Antropóloga y escritora

lunes, 16 de mayo de 2011

RECORRIDOS


         

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                                                RECORRIDOS
Las horas ante tus reflejos me absorben en la inmensidad de los sueños, en la lejanía de los tiempos, de los sentidos y de las sensaciones.

La huella de tus colores, los sonidos de la vida que derramas, de aromas, brisas y sensaciones.

La oscuridad del tiempo se ilumina en tú sonido, el frescor de tú recorrido, en el fluir de la vida que emanas se convierte en un vergel de vida.

Las sombras de los centenarios árboles ya vieron demasiadas huellas; me reconfortan en lo más íntimo y, en lo más hermoso de todo lo que me aportaste; ellas no ocultan ni esconden, al contrario resaltan y embellecen tu figura, símbolo de vida.

Entre las sombras penetran formas de luz en sus más amplios cromatismos, formando y deformando todo a tú alrededor, entre geometrías y formas sin definir; entre tus lágrimas y tus reflejos, entre los colores que acaparas no para ti, si no para mostrar. Naranjas caídas del árbol, amarillos de limoneros, blancos de la Natura y jazmines, rojos de las buganvillas, y del verdes de tus protectores centenarios.

Las hojas marcan el cambio de estaciones flotan entre los reflejos y sombras, entre las luces de tú alma agua.

El agua, sombras y cromatismo, se resisten al tiempo. En tus sonidos, en tus miedos, en tus amores y en tus vidas que vieron y dejaron demasiadas huellas, pero que sin duda te dan la gran presencia que posees.

Supiste transmitir a los poetas que derramaron sus lágrimas en ti; a los antes que se prometieron amor eterno, escribieron después los más bellos poemas.

Tu belleza quedó expresada a través de las manos de los artesanos que te vistieron, te adornaron y te amaron. Las manos más sutiles de jardineros te dieron este hogar, este entorno, te rodearon de arrayanes, rosas, ficus, damas de noche… te rodearon de columnas, pilastras y asientos con los más hermosos azulejos, de las plantas más exóticas traídas desde otros continentes para embellecer tu sonido y tú presencia.

Viste a príncipes y reyes convivir desde su niñez junto a ti, y te contaron sus más íntimos secretos y deseos.

Las lunas que se miraban en tus lágrimas, aun regresan cada noche a escuchar tus relatos, cuentos, poemas y leyendas; junto a las palomas, gorriones, jilgueros, mirlos… siguen tras generaciones bebiendo de ti, que como un manantial inagotable nunca les dejaste con sed.

Sabes que aprendí a caminar junto a ti, tus cantos me sirvieron como nanas. Mis pequeños pies se refrescaban en ti, en los días de más calor también ofrecías refugio a todo aquel que te pedía consuelo. 
Tus sombras fueron mías también, tus lagrimas acogieron las mías, mis primeras palabras fuiste tú quien las escuchó. Me viste crecer, me viste sentir, amar, me acompañaste en mi primer beso.

Hoy soy yo, un simple poeta, amante de tus sombras, tú sonido, tú fluir, tú sabiduría quien te escribe y te cuenta.

Seguí tú camino allí donde fui, hablé de ti, de tus palabras, de tus silencios, de los aromas más hermosos que te rodean, de tus luces, de tus sombras, de tus lunas y tus días, de tu magia. De la vida que emanas…  

Hoy vuelvo a ti con añoranza
Hoy quiero hablarte
Hoy quiero volver a sentir
Hoy quiero contarte
Hoy vengo a ofrecer


Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 - 







     

domingo, 15 de mayo de 2011


El silencio de la verdad

Encontré esa mirada que me despierta cada mañana.
En tú imagen encontré las palabras
La definición del mundo
Los sonidos de la belleza
El tiempo de la sabiduría
El silencio de la verdad

© 2011

sábado, 14 de mayo de 2011

EN EL CAMINO

                                                                    2011© Juan Manuel Álvarez Romero


                                                          EN EL CAMINO
                                                             


                                                                             EN EL CAMINO
                                                                             LAS SOMBRAS
                                                                             LA LUZ QUEDA
                                                                             LAS PALABRAS
                                                                             LAS HOJAS
                                                                             LA TIERRA
              
                                                                             EL CAMINO 

martes, 10 de mayo de 2011

LA CIUDAD EN LAS METÁFORAS DEL NUEVO DÍA “ENSAYO”



          
“En esta ola de recuerdos que refluye la ciudad se embebe como una esponja y se dilata. Una descripción de Zaira tal como es hoy debería contener todo el pasado de Zaira.  Pero la ciudad no cuenta su pasado,
lo contiene como las líneas de la mano, escrito en las esquinas de las calles,
en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, en las antenas de los pararrayos,
en las astas de las banderas, cada segmento surcado a su vez por arañazos, muescas, incisiones, comas…”
Ítalo Calvino 
 Las Ciudades Invisibles

Renacemos y morimos a cada minuto y en todos los sentidos; en los miedos, en las enfermedades, entre las guerras que nos arrebatan a los seres queridos y que minan nuestras emociones, en los proyectos políticos que emergen de las ideologías que han refundado una y otra vez su papel intentando no marchar al universo del olvido.
Como en una simbiosis el dibujo de los territorios que habitamos y lo que hemos erigido sobre él, nos habla de  la permanencia de nuestros ritos, de  la importancia de la memoria anidada a lo que nosotros hemos construido como recorridos propios y recorridos de los otros con los cuales  hemos ido inscribiendo las señales y los mitos que hablan de sueños y deseo pero también de las estrategias del orden del poder y la economía que modelan los recorridos de nuestra vida.

Desde el primer artículo venimos hablando de cómo vivimos en una tribu moldeable y manejada por un sistema, una maquina que diseña, condiciona, y manipula desde todos los espacios donde establecemos el recorrido de nuestra existencia tanto material como semántica, como los espacios de comunicación, de formación académica, de nuestras relaciones con el cuerpo y el erotismo, la sublimación de nuestras prácticas cotidianas o el aniquilamiento de las mismas por una repetición invariable de miedo y consumo y la anulación de la creatividad ha emergido de las lógicas de identidad que poco a poco el capitalismo ha venido  demarcando territorial y socioculturalmente.

La arquitectura urbana es en si misma un signo cultural cargado de metáforas comunicativas donde el poder, las interrelaciones humanas, las emociones y las sexualidades se conjugan imprimiéndose sobre ella y al mismo tiempo son el resultado de los proyectos técnicos y sociopolíticos que se entrecruzan con los objetivos económicos y las disposiciones técnicas-estructurales de la urbe con todos los márgenes que de este proyecto emergen. Y es por esto que al interesarnos en ella, surge la reflexión a las soluciones que el mismo sistema-capital  ha dado a generar un entorno que organizara las actividades de lo público, lo privado y los territorios que construyó para tal fin.

La ciudad moderna organizada y construida para la cohesión social en los principios del proyecto moderno definió el objetivo de establecer centros de producción industrial, al mismo tiempo que escuelas y centros de formación técnica que acompañarían la figura obrera integrada a la ciudad, eso generó uno de los rasgos de identidad fundamental en la caracterización y actuación social de los obreros- de los centros urbanos, con la caracterización que esta adquirió en cada lugar del mundo en su mezcla con las culturas precedentes al proyecto moderno y, en esto el desencadenamiento de una organización urbana relacionada con la organización de clases que le dio a las ciudades del mundo características arquitectónicas y espaciales concretas y, que inscribía a su paso los sistemas de represión y control así como los hechos y lugares desde donde se concentraban las resistencias.

Las interacciones de la sociedad moderna en las ciudades permitieron cada tanto, que los potenciales de lo social intervinieran y reaccionaran al control acelerado de la producción y al olvido progresivo de los proyectos humanos que pretendía promulgar. 

Sin embargo unida al nuevo proyecto mundial de homogenización productiva se vio  la nueva ciudad sobremoderna, los territorios nuevos, sin las huellas de un duro pasado de luchas que hicieron al capitalismo replantearse en todas sus aristas y sus nudos; aparece  la ciudad del tiempo productivo y del consumo como la realización de la señal totalizadora de los fundamentos del orden capital y de las actuaciones de su poder,  la metáfora del desencanto fue implantándose al ritmo de la fragmentación de la ciudad cohesionada, los espacios privados se han aceleradamente extendido y las posibilidades de interacción publica pasaron de actuar de manera física a generar de su huella el simulacro de su existencia, a través de los medios de comunicación, que se transformaron poco a poco en los únicos medios de interacción.

La ciudad se ha convertido en una huella, pero una huella sin referente de memoria, una huella legible que cada día nos dice menos, que nuestras prácticas cotidianas son un modo de ser, de habitar el mundo.

El eterno presente en que  muchos de nosotros permanece o por lo menos así lo pretende el simulacro de los actos despojado de su práctica y de su significado se enraíza a la contundencia de la miseria humana y material que se despliega ante nuestros ojos,  mientras  la transformación de nuestro espacio vital acelerado que sigue el guión de los circuitos de poder  es la forma de desterritorializar nuestras prácticas cotidianas, de arrebatar el centro significativo de nuestra vida quitando la posibilidad de incorporar los deseos y proyecciones vitales que están fuera del circuito del consumo. Reterritorializar nuestras prácticas cotidianas y hacer una toma contundente de los espacios colectivos vitales es dibujar otra vez la ciudad que somos, la arquitectura de nuestros encuentros y nuestros recorridos que de manera contundente actúe sobre nuestras identidades y sea resistencia a la homogenización que en los centros de consumo ha engullido la arquitectura urbana y sus posibilidades de sublimación de interrelaciones, emociones y deseos vitales.

 Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 - Escritor y creativo multidisciplinar
                       Vanessa Torres Mayorga© 2011 - Antropóloga y escritora



domingo, 8 de mayo de 2011





                                                        NECESITO ESE OXIGENO VITAL DE TÚ EXISTENCIA,
                                                        NECESITO SABER DE ESA MIRADA EN FORMA DE BRISA MARINA.
                                                        NECESITO SABERTE CERCA PARA PODER RESPIRAR.
                                                        NECESITO EL AROMA DE TUS DÍAS…
                                                                  Juan Manuel Álvarez Romero


Entro sigilosamente a la habitación hasta lograr sentarme en mi sillón de lecturas y viajes, frente a la gran ventana que da a la terraza y, por la que entra una maravillosa luz limpia, junto al aíre perfumado con olores a fragancias, plantas y paisajes lejanos de oriente; todo envuelto en una hermosa armonía mágica, luz, aíre son portadores de mensajes de tú existencia.
Al respirar esta luz cegadora pero hermosa, sin dolor, sin quemar la vista me dejo llevar por las formas que proyecta en las paredes lisas y blancas.
La luz etérea y silenciosa me trae imágenes de tus paisajes que se dibujan ahí, frente a mí, surgiendo puntos de fugas formando planos lisos pero con texturas maravillosas que me recuerdan a mágicos bosque de árboles tan antiguos como la humanidad.
Frente a esta pared de belleza incalculables, y sus imágenes que me llenan de paz y amor hacia ti, aparece otras formas más parecidas a valles o mares, en los que aparecen formas que bien podrían ser barcos o casas degradadas por los grises más bellos que jamás vi. Al fondo, a la derecha de un zurdo, puedo percibir la silueta de una hermosa luna cuando y de pronto escucho una voz dulce que me recita al oído…

Mi luna está mora... las estrellas casi entran a mi escritorio, el aíre respira del azahar y me trae tú aroma a la mesa... las palabras surgen del silencio que el mar se niega asumir... esta noche en especial vuelo en perfumes, estrellas y luna junto a ti...”

El techo plano, liso, sin bultos que le declaren imperfecto, me evoca a tú universo, me avisa de tus estrellas y planetas que te protegen y cuidan en tú camino desde tú infancia; la luz que penetra por la ventana se va degradando en oscuridad hasta llegar a la altura de mi cabeza, mientras que por su recorrido me llegan noticias de galaxias enteras y repletas de vidas que no llaman ya la atención de mis sentidos.
Una voz sin voz me dice al oído, quédate y, una luz sin luz me envuelve sin cubrir del todo y, una música sin notas me trae tú imagen de princesa, mirándome con la dulzura de un ángel.
Y allí, en silencio permanezco esperándote desde hace ya toda una vida, con la certeza de que acabaras por llegar en cualquier momento.



 2011© Juan Manuel Álvarez Romero


lunes, 2 de mayo de 2011

A ERNESTO SÁBATO Y UNA VIDA POR LA INTRANSIGENCIA

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“Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse”. Ernesto Sábato
                                                                                          

Hoy miré la prensa diaria para ver que ocurría en el mundo,  después de casi quince días sin saber nada de él, solo el mundo de mi escritorio, mis duendes corriendo sobre la mesa, en las sombras… 
Se ha muerto Ernesto Sábato y vino una sensación extraña a dibujar la mañana, como de una soledad más profunda en el mundo, como un dialogo imposible de dejar de abandonar  al recuerdo de mis diálogos y eternas discusiones con sus textos, un repaso sobre mi trabajo, y este documento que iba asomando su cabeza durante la semana en medio de la relectura de algunos puntos en los que aun nos encontramos alimentándonos vivamente de una generación de creadores que han recogido sus maletas y marchado a esa otra tierra aun indescifrable que es el territorio de la muerte física.   Y sin embargo en una especie de juego de la causalidad ha venido este momento a moldear las impresiones que queda sobre la mesa al hablar del juego creativo, del compromiso así suene anquilosado, de los caminos por hacer de la utopía una razón inherente a nuestra existencia una prueba de resistencia frente a un universo de soledad y simulacro de vida, -no-la-vida- que surge de nuestro mundo contemporáneo.

Estas ideas, pensamientos surgen como del primer momento como sortilegios, después del impacto, inciden en la vida propia como creador, como escritor, en eso que te recuerda que  todo lo que se hace es poco, si te despistas un poco descubres que te quedas en lo mismo, que si bien un estado de contemplación se antepone a una urgencia de manifestarse, en si lo esencial es todo, y que la creación está precedida por efectivamente momentos sublimes de soledad y contemplación y reflexión, pero que la urgencia de voces que incidan sobre la realidad, de palabra transformadora, reparadora de humanidad,  es una prueba de vida en medio de este silencio aterrador que nos invita a dar pruebas no de existencia colectiva, sino de individualidad con el slogan de libertad como bandera, cuando el sino del mismo sentimiento de estar perdido del esclavo antiguo nos cae a diario sobre los hombros.


-Sí, se que alguien me dice  que hay que sobrevivir, que sea más egoísta y que mire por mi, que no piense tanto en el mundo-  sé, pero no puedo mirar a otro lado, además no se puede ser menos egoísta que mirando hacia otro lado, es la prueba de mayor negación de si mismo olvidarse del mundo del que se hace parte, y es al mismo tiempo la muerte a la apuesta por otra forma de vivir, de crear, a esa impuesta a base de golpe y porrazo que solo se alimenta de  miedo… de la mentira.

“El hombre no solo está hecho de muerte sino también de ansias de vida; tampoco únicamente de soledad sino también de comunicación y amor” Ernesto Sábato

Al final los duendes caminan sobre todas las aristas de las mesas, la creatividad es dada al ser humano y llega a los rincones más insospechados, aliándose con aquellos que les den vía ancha; si lo pensamos un poco más los universos de nuestra imaginación han sido gestores de propuestas de vida, visiones del mundo, posibilidades insospechadas de  entender lo humano, las fabulaciones nos han llevado al descubrimiento de la belleza y a develar lo cruel de nuestras realidades sublimando en todo caso cada cosa que toca, pero ella misma en las manos del poder, ha sido  objeto por excelencia de creación del miedo, desolación, pobreza, angustia.

 El sentimiento humano es algo maravilloso, único, gentil, honesto, sublime cuando se encuentra, cuando no existe el duende de la mentira, del miedo… cuando los intereses sociales y personales tienen un dialogo continuo, casi indescifrable el lugar de la frontera, cuando se agotan los intereses y surge la motivación, la magia del encuentro, cuando muchas cosas son dadas por la vida para vivirse, sin esa necesidad de la plusvalía de los actos y las emociones!!

“El contacto con cualquier obra humana evoca en nosotros la vida del otro, deja huellas a su paso que nos inclinan a reconocerlo y a encontrarlo. Si vivimos como autómatas seremos ciegos a las huellas que los hombres nos van dejando…” Ernesto Sábato

 Encontrar ese estado, un lugar donde no existe la creatividad negativa es la tarea de toda una vida, de un camino entre sol y sombras que muchos seguimos en el empeño, sin buscar condiciones, pero que cada vez se vende más caro. La solidaridad hay que sacarla del bolsillo en cada esquina de la calle, en cada prueba que pida la vida que aun los otros existen y se les dibuja en el rostro una sonrisa al ser reconocidos, aludidos, la solidaridad y la apuesta creativa es una reconstrucción diaria de nuestra esencia  colectiva… una apuesta a inventarse uno mismo con los pedazos de una sociedad en la que la personas deambulan por la vida cada vez más solas y en la que es necesario recordar la vida (no-la muerte) en cada paso.

¿Que nos ocurre? ¿Por qué dejamos que nos separen individualmente, cuando sabemos que como colectivos somos más y más poderosos que la gran mentira, la gran máquina de la mentira?

Vuelvo a mi escritorio, a mis duendes, con un pie fuera en el mundo, se sigue porque es fundamental en la reflexión y en el crear la prueba de resistencia, y un poco un homenaje Ernesto Sábato, y en su más amplio significado, a ese quehacer que no desconoce al otro, que lo alimenta y lo acompaña, aquí entre tinta y palabras, entre papel y pinceles, entre nosotros con la confianza en continuar el andar,  desde estas letras que  recuerdan el abrazo eterno.


“Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos…”  Ernesto Sábato

                  


  Gracias Ernesto por estar y que allí donde estés reinen las utopías
                                                    
                                            1-Mayo.2011
                      Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 - Escritor y creativo multidisciplinar
                       Vanessa Torres Mayorga© 2011 - Antropóloga y escritora