martes, 30 de agosto de 2011

LUNES







Cuando todos duermen en paz, con sus pensamientos en blanco, algo ocurre sin duda en otra parte.

Por: Juan Manuel Álvarez Romero*


Hoy paseaba tranquilo, por unas de las calles donde el jazz está en todos los antros que te encuentras y, por un rayo de suerte escuché un saxofón conocido ¡el mismísimo —Coleman Haswins— ¡tocando en un suburbio tan oscuro y apestoso como aquel y en una ciudad como la mía! —donde nada ocurre—, a no ser que tú lo provoques o lo busques…

No podía creerlo!!, busqué en los bolsillos, saqué un cigarrillo y, algo de dinero, entré, me senté y, pedí unos de esos whiskys que saben a rallos, me dejé llevar por aquella música, sin prisas.

! Dios! que virtuosismo, que placer, que lujo dios mío! no paraba de decirme a mi mismo, no podía estar ocurriéndome aquello, busqué un asiento mas cómodo, y lo encontré junto a una rubia, fantástica y simpática, sin más, con ella, tan rápido como un rayo y que el diablo me lleve, no podía dejar pasar por alto todo aquel momento tan especial.

Ella y yo hablamos poco, no podías perderte aquel acontecimiento, la música, fluía y fluía, sin cesar, el bajista era alucinante, y el batería para que hablar, pero el señor Coleman, ¡era el señor Coleman!.

La rubia, —se llamaba Alicia—, ¡dios, Alicia, no paraba de mirarme!.

El whisky garrafón no cesó de llegar sin pedirlo, para colmo, Alicia en los descansos, me comía a besos ¡y yo ya tenía un pedo de mil demonios!…

No paraba de pensar entre aquel humo… el olor humano, por no llamarlo, sudor y tabaco y otras cosas más, en que los dioses del Olimpo me habían bendecido aquella noche.

No sabía quien pedía el whisky, pero el caso que siempre tenía uno o dos vasos de aquello en la mesa, deseaba el descanso del grupo para salir fuera a tomar aíre, pero ya comenzaba a estar demasiado trompa para morrear con Alicia.

El murmullo comenzó a molestarme, hasta el punto de darme todo vueltas y más vueltas.

Coleman estaba inspirado de veras, no paraba de realizar escalas imposibles, bajaba y subía de agudos, bajos, altos como un dios, con notas imposibles. No, no podía creerme todo aquello.

De pronto el bar se me puso de sombrero, la vejiga estaba a punto de estallar, o me movía o estropeaba todo el plan, le guiñe el ojo a Alicia y, con un gestos le dije que iba al servicio.

Al llegar al Waters, tuve que entrar de puntillas, ¡que asco por los cielos! ¡Waters y todo lo demás rebosaba dios sabe!, —me salieron tres arcadas y solté todo el whisky que había bebido—, de lejos disparé un chorro de pis que no logré acertar en el aquel agujero mugriento, no, no sigo describiéndolo, “no merece la pena”, pensé que jamás volvería por aquel lugar.

Necesitaba agua, así que como pude llegué al mostrador y pedí dos whiskys más con mucho hielo y una jarra de agua. Cuando logré llegar a la mesa donde estaba Alicia me la encontré morreando con el señor Coleman.

! No me deprimí, no! pues tenia un pedo de mil demonios, me tomé los dos whiskys de un trago y después la jarra de agua helada.

Pregunté si se debía algo, —el camarero me dijo que el señor Coleman me había invitado—. De lejos vi como me levantaba la mano con un vaso de whisky y con la otra mano le cogía el culo a Alicia. No sabia si acercarme o saludar con la cabeza, como al final hice y, me marché.

Al bajarme de la cama, me puse las babuchas de osito, me fui al baño, hice mi enjuague bucal, lavado de cara, me vestí y me marché al trabajo —como todos los lunes—.


Juan Manuel Álvarez Romero© 2009

miércoles, 24 de agosto de 2011

Sin titulo







Nos movemos en un entorno hecho a nuestra medida, después de generaciones y generaciones imponiendo un ritmo de vida que olvida de donde procedemos, la naturaleza. Hemos construido un mundo que cubre todas las necesidades. Pero hemos creado otras que requieren diferentes formas y que sin duda están ahogando ya, lo poco que queda del autentico ser humano.

Por: Juan Manuel Álvarez Romero*



El ser humano en su tendencia a pensar a muy corto plazo se ha ido desvinculando con el medio, en cubrir sus necesidades inmediatas, mientras ha ido creciendo como comunidad, como tribu. “Ha ido olvidándose de si mismo” somos parte de la naturaleza, de un organismo vivo que respira y evoluciona, o al menos antes de que llegáramos con más y más necesidades, coexistíamos.

Existen cientos de especies que conviven entre nosotros y que evolucionan a niveles menos agresivos que el nuestro y, sin duda de forma más organizada y que en su día aprendimos de la observación de éstas para evolucionar. Somos observadores, creativos y sofisticados artesanos. Tan solo teníamos que observar para buscar soluciones. Imitamos a la naturaleza en todos sus aspectos… pero hemos llegado a usarla de tal modo que nos quedaremos sin ella.

Sin duda era mejor cuando éramos tribus aisladas unas de otras y nos buscábamos la vida sin problemas, de una forma inteligente, sin molestar, sin destruir.
Me pregunto donde ha quedado aquel ser humano, aquel pensamiento sencillo, que solo tenía lo justo para estar en paz tanto consigo mismo como con los demás miembros de las demás comunidades, en el que cada individuo aportaba algo sin esperar nada a cambio, tan solo lo necesario para subsistir.

El resultado de todas las necesidades que se han ido creando es que no hemos parado de cometer errores en el campo de la planificación de los recursos, de los que dependemos. Por ellos hemos generado algo muy sencillo, guerras. Acudimos a lo más sencillo, la agresividad y, con ellas destruir lo que nos queda.

Destruimos el buen reparto de los recursos naturales por el hecho de haber generado antes fronteras que nos separen. Creadas ideas separatistas, creencias, ídolos, religiones, políticas. Y todo por tener la mejor parte de la tierra y las mejores reservas. “El que más reserva tiene es el que mejor sobrevivirá”. Individualmente lo hacemos así, como ser humano, el más fuerte es el que más posibilidades tiene de sobrevivir, mejor descendencia genética dejará. En fin… creo que hoy por hoy esta idea y tal como evoluciona la humanidad deberíamos cambiarla, porque solo está generando caos, miedo, hambre, destrucción, separaciones, tanto territoriales como socioculturales.

Actualmente somos el reflejo de un sistema que oculta, que borra, que oprime a través del miedo social. Esto por supuesto evita que miremos desde un punto de vista más optimista a un futuro y a un camino, a un sueño…un horizonte más definido.



De alguna forma debemos superar esto desde el compromiso, desde la idea de cambiar entre todos la forma de coexistir, convivir en colectivo y, desde luego no desde lo más próximo, nuestra pequeña comarca o país, sino desde un punto de vista global, más desde el conjunto de la humanidad que somos todos y, no pensar solo en la próxima generación.

Tenemos un conocimiento de nuestra procedencia, nuestra historia y por lo tanto de nuestros errores, de lo que estamos generando sobre el planeta y sobre el propio ser humano. Podemos dejar de destruir, porque sabemos lo que destruye y el como. Podemos aprender de lo malo, pues el mal también enseña…

Pero mientras el ser humano no se encuentre así mismo, no se mire desde fuera como en un espejo y piense en que el error es la consecuencia de si mismo, de sus hábitos sobre lo demás y, los demás, no podrá comenzar con un cambio a nivel global. Desde esa mirada, como humanidad no dividida del resto, la naturaleza, podría dirigirse a un horizonte definido y no indefinido como el actual.

En nosotros está el generar otras perspectivas, evitando que el sistema siga destruyendo, evitando ser el reflejo de este. Con nuestros actos y pensamientos propios podemos.

Nuestra consciencia es la única que tiene la capacidad de reaccionar, de reflexionar de buscarse…

Juan Manuel Álvarez Romero© 2011

Nómada





martes, 16 de agosto de 2011

La mirada Oblicua






El cambio escénico está en un cambio que ya dura bastante tiempo, la sociedad que se sienta en el patio de butaca ya está cansada de esperar y el telón sigue sin abrirse. ¿Que nos tendrán preparado?

Por: Juan Manuel Álvarez Romero.-


El cambio escénico está en un cambio que ya dura bastante tiempo, la sociedad que se sienta en el patio de butaca ya está cansada de esperar y el telón sigue sin abrirse. ¿Que nos tendrán preparado? hemos visto el primer y segundo acto, el tercero es previsible... en todos está el impedir que ese cambio final lo realice un sistema podrido que no tiene ni idea del argumento humano, que no sabe de la humanidad y que su máximo interés es tener una buena taquilla. Los protagonistas del drama que se está representando somos nosotros y por lo tanto podemos modificarlo


El telón está apunto de abrirse y, no sabemos qué escenografía nos van a mostrar.
Nos sentamos en el mejor asiento a esperar que no las den todas... miramos oblicuamente y no de frente, miramos cómo nos conducen los propios conducidos...

¿Evolucionamos hacia una humanidad homogénea, que se percata de los errores cometidos por los miembros de su propia especie?

El ser humano aún es una teoría para él mismo. Mientras esto ocurra, mientras no se encuentre, no hallará un horizonte donde poder poner su mirada y caminar hacia él.

En un mundo, humanidad, donde estamos abstraídos por un cambio socioeconómico a gran escala y sumidos en un miedo inducido, controlado a nivel global. Donde se está viendo claro que vivimos manipulados en todos los aspecto humanos, “hasta lo que consumimos en todos los aspectos, estéticos, alimenticios, forma de vidas, gremios, redes sociales, necesidades etc”. A través de un hilo conductor, el miedo.

Nos estamos olvidando del lugar de donde procedemos, la tierra, de nuestra cultura, de nuestras raíces, mitos, leyendas, sabiduria, conocimiento… de la naturaleza que es de donde procedemos. En ella debemos mirarnos, para recordarnos que todo lo demás ha sido creado a partir del miedo.

Para cuando el telón negro se abra y, cambien la escenografía, habremos perdido nuestros derechos como seres humanos, como trabajadores, como personas; también nuestra cultura, nuestras raíces y nuestro planeta, que ya estaba bastante herido antes de que el fantasma de la crisis apareciera en escena. Imaginen que nos vamos ha encontrar cuando finalice el cambio escénico. No, no voy a decirlo, porque yo tampoco lo sé, pero es previsible en muchos aspectos sociales, además de los que incluyo los naturales.

La economía mundial se está estableciendo en países y poblaciones donde los costes de producción están por los suelos, esto significa que aun no aprendimos la lección, que prima el dinero y que el valor humano no se tiene en cuenta, pero desgraciadamente esto no importa. La economía mundial no se expande, se centraliza. Y una vez utilizada se abandona y se mueve a otro lugar, olvidándose del lugar y comenzando en otro, olvidándose del factor humano.

También se está olvidando que vivimos en un lugar frágil, y que en ese lugar llamado tierra vivimos y tenemos que convivir todos… y no sólo eso, también estamos con el deber de preservarlo para las próximas generaciones. Pero se ve que mientras el consumismo prime en nuestras formas de vida, todo lo demás da igual.

En los costes de producción está incluido el destruir. Destruir la naturaleza tiene al parecer un coste muy bajo para los que manejan la nueva globalización económica mundial, pero está claro que si el valor humano no lo tiene ¿porqué lo va a tener la naturaleza? De todas formas esto no es nuevo, tenemos ya los precedentes de los países latinoamericanos, por poner un ejemplo, donde han sido saqueados por las petroleras, destruyendo culturas y pueblos enteros para después abandonarlos a su suerte y sin una tierra fértil donde prosperar, sin sus raíces donde apoyarse… han arrasado grandes extensiones donde sus pueblos convivían en armonía con la naturaleza, borrándoles esa identidad y borrando también toda la posibilidad de recuperación. Pero esto ocurrió en África, que ha sido borrada con todos sus conocimientos y culturas, solo les queda terminar con las vidas humanas que allí viven, mal viven, olvidados del mundo y eso que el mundo les debe sus raíces… Esto es solo un ejemplo de nuestra evolución, caminamos en contra de nosotros mismos y a gran escala, es lo que estamos viendo en todo el planeta.

No podemos olvidarnos del hambre, otra deuda de la humanidad por la humanidad. Que ni las naciones unidas ni el fondo monetario internacional es capaz de dar lo prometido en la carta de los derechos humanos, un siete por ciento del producto interior bruto mundial, para apaliar y erradicar el hambre. Como nadie lo reclama, lo recuerda, queda ahí en papel mojado. El año anterior murieron 26 millones de personas de hambre, y lo curioso es que vivimos en un mundo enormemente rico, pero el mal reparto de las riquezas lo hace aun más cruel, porque sabiendo esto, ocurre. Por lo tanto es un asesinato, genocidio programado. (En este tema recomiendo leer a Jean Ziegler).

Pero no olvidemos a la iglesia, que a lo largo de su historia solo ha generado ríos de sangre, guerras, miseria y sobre todo una forma de controlar a la humanidad, el miedo. Através de éste ha cambiado el curso de la historia, de pueblos, de continentes. Ha saqueado su historia borrando todo aquello que pueda dar luz al camino de la humanidad. Desde estas ideas, nos ha borrado. Es una ideología que solo llora, que espera que vengan y nos salven de su propia destrucción, de lo que a hecho, de lo que ha destruido. No quiero entrar en estas diferencias ideológicas, porque cada cual tiene las suyas, pero creo que es la ideología que más sangre ha derramado en toda la historia del ser humano. Ha creado las bases de la política global a lo largo de su historia y no solo de la política “Inventó el método del miedo social”.

2011© Juan Manuel Álvarez Romero

martes, 9 de agosto de 2011

DIARIO DE LA TRIBU Ríos



DIARIO DE LA TRIBU
Ríos


El ser humano aún es una teoría para sí mismo. Mientras esto ocurra, mientras no se encuentre, se reencuentre a sí mismo, no hallará un horizonte donde poder poner su mirada y caminar hacia él.

Por: Juan Manuel Álvarez Romero


En las horas más lejanas del día me siento como volar entre palabras y voces que no me llegan del todo, pero que sin duda salen en un sin fin de significados que debo descifrar.

En otras, las palabras, imágenes, signos que se fueron quedando en la memoria colectiva… mezclas indescifrables que en la mayoría de las veces surgen de dos ríos que no terminan de confluir en uno solo.

Existen voces que llegan sin sonidos, sin formas, sin contener palabras con sentidos. Emiten mensajes solo intuidos por las formas o recuerdos.

Confluir y fluir, encontrarnos en los mensajes llenos de códigos complejos que a su vez pueden ser creadores de encuentros, sensaciones que nos evocan momentos únicos y con ellos poder unificar un pensamiento. Un pensamiento que mire hacia adelante, que se expanda y vuelva a generar humanidad allí donde ya se perdió.

Me siento ante un horizonte posible, miro a la gente pasar. Me observo en ellos como en un espejo y, creo que me puedo identificar en muchos pensamientos. Todos vienen de algún lugar, todos van con prisas, no tienen tiempo de sentarse. Pero participo en la corriente humana que baja por la calle como un río, solo me paré a mirarles. Mirarme desde fuera, entre ellos, desde la mirada del otro y, poder confluir en una idea en común que nos indique el camino de regreso a casa, a las creencias, a los lugares de donde procedemos, y poder volver a generar un horizonte claro.

Existen ríos humanos que caminan sin mirar nada en concreto, entrando en mundos complejos de símbolos que comunican continuamente mensajes sin descifrar y que nuestro subconsciente se encarga de traducirnos sin una consciencia clara, definida. Abstracta a su vez y creada a través de milenios de evolución del miedo, en un lenguaje interno que no es innato, no es natural. Como tampoco la forma en que fue grabado en nosotros y a su vez también borrar todo indicio del verdadero ser humano. Sí, somos intuitivos, creativos por naturaleza, y esa es la herramienta que usa nuestra consciencia no adquirida para encontrar respuestas a tantos mensajes incoherentes en su mayoría grabados a fuego y sangre.

Me sumerjo en un río que me inunda de energía, de vida, de sensaciones maravillosas que confluyen en una sola consciencia, una idea común y con una gran fuerza vital. Concluyo en la idea de que existen dos ríos que no termina de confluir, de unirse en algún punto de su recorrido. De cada uno de ellos surgen brazos que riegan sus propios cultivos, sociales, culturales. Otros en cambio, impiden que los nuevos brotes de pensamientos tomen forma de árboles profundicen sus raíces, den sus frutos y con ellos sus semillas, y con ello poder expandirse.

Desde la cima de los pensamientos viene un nuevo río que crece porque el deshielo generado por el calentamiento global de estos, viene con toda su fuerza, al punto que se desbordará sin duda. Cuando esto ocurra, unos de los dos ríos quedará sepultado por el que más fuerza traiga y espero que no sea una catástrofe. Que por el contrario, se convierta en algo mágico, maravilloso y regenerador para el ser humano…

lunes, 1 de agosto de 2011

Lobo hombre en Paris

Foto con móvil. A Javier en el bar de Lola, Conil de la frontera

Calle Ficción. Una revista... Otros espacios
www.calle-ficcion.debatepress.​com

Ante la audiencia me expreso libremente, vuelo como un pájaro, me siento yo, aunque no tenga audiencia ni alas.

Por: Juan Manuel Álvarez Romero.


Viajamos libremente desde que nacemos, soñamos que volamos y, recorremos los caminos más hermosos. Pero también podemos sentir todo lo contrario a lo largo de nuestro viaje, todo depende del camino que escojamos en la encrucijada.

Como un trovador vamos contando nuestras vidas, al menos a todo aquel que quiera escucharla. Nuestros sueños, nuestras metas, forman parte de nosotros, de lo que somos y llegamos a construir a partir de ellos. En el camino vamos buscando un lugar donde pararnos y poder construir nuestros propios sueños; aunque innatamente seamos nómadas. Trovadores de nuestras vidas o de otras que anhelamos, perdimos, amamos y soñamos como parte de nosotros, todo esto junto conforma nuestra alma, nuestra esencia vital.

Pero bueno, muchos hemos elegido un camino distinto, un camino que nos llena de deseos, sueños, metas que nos enmarca en unas casillas distintas por los demás del grupo, la tribu; convivimos. Entregamos nuestros mensajes, y en ello damos la vida, nos entregamos en el nombre de la belleza, de la vida y, la entregamos.

Nos toca las fatigas, el desencanto, la soledad, el no estar dentro de lo establecido, ser creativo no se lo deseo a nadie en esos momentos, aunque es recomendable saber de esa parte. También conocernos, saber que el artista no es aquél que nos muestran exactamente como alguien que está en una forma de vida fácil, sin duda no es así, nada es fácil, para nadie y, más cuando convivimos en un sistema de un consumismo extremo en el que la imagen del creador se vende como tal, como producto de consumo. “Enmarcado en el mismo consumismo y dentro de el agoniza”. No es así, al menos en la práctica.
El consumismo ha devaluado la imagen y el mensaje del creador, la magia, la belleza se convierte en un producto de consumible a gran escala, la verdadera transmisión del mensaje creativo se puso al servicio del sistema, y todo lo que nos queda del creador es una imagen romántica que ya es historia. El artista plástico, músico, escritor etc. sobrevive como puede dentro de una competencia feroz a la espera de ser reconocido o al menos que su mensaje llegue y, en la medida de lo posible sobrevive.

Son tiempos difíciles para todos, para toda una sociedad que se ve envuelta en una capa espesa llamada crisis. Los gobiernos lo primero que recortan es en cultura, cuando en realidad debería ser lo ultimo, parece que no se quiere que el ciudadano piense, sienta y comparta belleza, pensamientos que ayuden a comprender mejor lo que está ocurriendo, el miedo es el eje principal y, en ese miedo, vacío, se pretende que convivamos. En nosotros está el mostrar el alma de la sociedad, el desgaste social, la incertidumbre, el miedo, pero también en mostrar que la belleza está ahí, junto a nosotros, que la podemos tocar, sentir y expresar de la mejor forma posible… lo demás es puro consumismo.