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lunes, 29 de septiembre de 2014

LA PLÁSTICIDAD DE LA TRIBU.








LA PLÁSTICIDAD DE LA TRIBU.
“Configuración del individuo”. Forma que tiene la gran tribu de incentivar al individuo al trabajo. De convertirlo en un número.
El fuego transforma, destruye, da calor y luz pero también unifica, dispersa o evapora.
Somos parte de este proceso de esa plasticidad, por ello vemos como nuestro entorno varia casi a diario, las leyes, las protestas, la miseria, el hambre, las catástrofes, las guerras y en medio de todo eso nosotros mismos; con nuestros miedos, sin razones e inquietudes hacia un “sistema” que poco da a la comunidad, a la tribu.
Hablamos normalmente del sistema, como parte culpable del fracaso social, siempre le echamos la culpa de todo sin tener en cuenta o ignorando que el sistema somos nosotros mismos, nosotros dirigimos el sistema sin saberlo, fomentando con la aptitud de no hacer nada, desde nuestro silencio damos via libre y, por lo tanto se dan las cosas por hechas en muchos aspectos. Sí, es complejo y contradictorio si lo miramos desde el punto de vista del ciudadano feliz con su vida, con las necesidades cubiertas o, si miramos el caso inverso, la dejadez y el olvido por gran parte de la colectividad. El individuo debe trabajar para que el sistema le corresponda y a la vez para no tener que andar pensando en como mejorarlo.
Los que dirigen pues es así como les decimos y, damos riendas sueltas para que lo hagan, se frotan las manos, miran y miran y aplauden nuestro silencio, pues los que hablan y hablamos, dicen o decimos incluso gritan o gritamos, somos siempre minorías que no se les suele escuchar o simplemente nosotros mismos miramos para otro lado e ignoramos para no tener remordimientos.
Les dejamos libres para manejar sin una unidad la posibilidad de separar la tribu en partes para su mejor manejo.  Somos y formamos una unidad plástica, deformable, manejable y nueva mente formable, incluso evaporable para los que quieran hacer y deshacer a su antojo. “Somos lo que desean ver, ¿o deseamos ver? y si te ven distinto, eres automáticamente excluido”.
En la tribu los que hablan, piensa, reflexionan y se oponen al sistema es automáticamente excluido y no solo por el sistema si no por parte de la propia tribu que mira con recelo a aquel que piensa en la injusticia y vea y aclame la poca unidad de la tribu ¿Por el miedo a perder  privilegios y, la seguridad que les mantiene feliz?
Todos nos sentimos seguros y felices cuando tenemos suficientes reservas para el invierno, todos miramos y confiamos en quien nos provee de los frutos necesarios para no morir, pero eso lleva a un estado de desidia, egoísmo y olvido que para cuando queremos darnos cuenta estamos hundidos al igual que quien nos dirigía y nos proveía.
Es entonces cuando nos damos cuenta de que se debe cambiar, cambiar al dirigente o a los dirigentes de la tribu. El sistema.
Necesitamos sentirnos protegidos, un líder, alguien que nos cobije y dé alimentos; este ha sido y será mientras dure el error de la tribu a lo largo de su historia como tal.
El líder, surge a comienzo de la formación de las tribus, donde las diferencias estaban en quien guardaba más para el invierno, quien hacia mejores transiciones mercantiles y a la vez era capaz de organizar pequeños grupos para su beneficio, esto ha ido creciendo y generando normas y dogmas hasta nuestros días (Las religiones, ideologías, el consumismo, la imagen, la estética, los tabus). Y el mantener la mente del individuo distraída para su mejor manejo.
La antropología demuestra que el ser humano no fue siempre así, que en su día fue solidario con los demás sin esperar nada a cambio, compartir y entregar a partes iguales sus posiciones habilidades y reservas… fuese de la tribu que fuese, así nadie era diferente en términos sociales, pues cada uno aportaba a la tribu sus conocimientos, el artesano, el cazador, el recolector, etc… “La legitimidad del individuo está en dar sin esperar nada a cambio”
¿Que ocurrió?  
El individualismo, el egoísmo,  el ser insolidario hacia los demás y la poca atención a una utopia humana real, justa para todos, donde los derechos humanos sean correspondidos y hechos a la medida del individuo. Una seguridad social que cubra a todos en las necesidades fundamentales y por igual, dando igual donde viva o venga.
 A la propia tribu le gusta ver las diferencias sociales, pues esto implica reconocerse mejor que… sentirse mejor protegido y con la seguridad suficiente. Este egoísmo sigue y sigue, se palpa, dándole seguridad a si misma y de camino al sistema que ve en esto las herramientas fundamentales.
Me gustaría poder escuchar  “Bueno, estamos tan desencantados de que nos dirijan mal que parece que al final nos estamos dando cuenta que quizás es mejor hacerlo nosotros mismos, volver a ser solidarios y no ser más dirigidos por pulpos o sanguijuelas ni matones. Dirigir desde el mismo núcleo de la tribu. Ya no basta con estar bien protegidos y provistos de reservas y de calor, si no que más bien queremos organizarnos entre todos; esto ultimo es una utopia, que en realidad sería el camino correcto hacia una unidad de conciencia”. ¿Cómo? aun tenemos que aprender. Deberíamos mirar lo que está ocurriendo en Occidente para darnos cuenta que es posible, que unidos es la manera de cambiar en gran medida las cosas…
Vivimos en un momento histórico sin precedentes en muchos aspectos y tiempo, son muchas las voces que se están alzando y muchos los que se comprometen a un cambio real en la tribu. Esto es así, y siendo así aun se mira para otro lado por temor o desinterés; aun se tiene ese miedo a que vendrán y nos aplastarán…
 ¿Como podríamos emprender el camino sin perdernos…? bueno en realidad ya tomamos el camino, pero a la vista está que muy lentamente y torpemente.
El sistema nos estudia y nos planifica de formas variables para que en su momento reaccionemos como estaba previsto en sus planes, estos estudios y hechos son parte de un pensamiento que ya ha provocado no pocas guerras y desastres sobre la humanidad. Ser estudiados por grandes pensadores, a veces elegido por el mismo sistema. Sí, nos piensan y dirigen como seres y no como humanos, independientes e individualizados. La antropóloga Leisle White, venia a decir: “En vez de considerar al individuo como la causa primaria, como el primer motor, como el indicador y determinante del proceso de la cultura, hoy le vemos como una parte componente, y una parte diminuta y relativamente insignificante de vasto sistema sociocultural que abarca a innumerables individuos en cualquier momento, y se remonta también a su remoto pasado…
Ósea que debemos olvidarnos de la mente de una persona individual. Esto gracias a dios no ha tenido repercusión en el sistema… ¿o si?  
Juan Manuel Álvarez Romero © 14-2-2011

La gran tribu es visible, el sistema no.









La gran tribu es visible, el sistema no.

Quiero la bella manzana perfecta/ ¿Qué manzana? Una manzana que cabe en la palma de la mano/ ¿La que antes crecía en el paraíso?/ Sigue estando allí. (Paul Clade, El zapato raso)

El sistema está por encima de cualquier norma o legislación política y administrativa.
Trabaja veinticuatro horas, sin fronteras, sin horarios.
Es independiente de cualquier forma de territorio, de cualquier sistema económico, social, cultural y democrático.
Posee la mano que decide quien muere y quien no, quien trabaja y quien no, quien come y quien no.
La injusta división de las riquezas provoca que cada diez minutos muera una persona de hambre directa o de sus consecuencias.
Que cada cinco segundos muera un niño.
Que los pobres sean cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos.
Fomenta el tuyo y el mío.
La división de clases.
Tampoco tiene un rostro, lo que hace que sea más temible.
El sistema monopoliza y destruye cualquier iniciativa colectiva.
Humaniza los sistemas económicos destinados a las guerras y las barbaries.
Y podría seguir enumerando definiciones sobre él, pero prefiero resumir y decir que mata, mata las libertades, las luchas, el conocimiento, a niños y a un continente si es preciso.
Hablar de los actores que dan la cara, los políticos, es hablar de un espectáculo de marionetas. Seria ingenuo pensar en que tienen el poder de dirigir o tomar decisiones. Tienen el fin de distraer a la tribu, con problemas inventados, pensados para que la tribu tenga miedo, se paralice, se duerma o mire para el sitio predispuesto con efectos especiales incluidos “fuego real”
Los políticos están con el poder, pero no lo dirige.
Hablar del sistema es hablar de un discurso que no es nuevo y, no de las soluciones.
“El humanismo o cualquier escrúpulo moral no es posible en un mundo en el que reina la avidez, el deseo de poder y el cinismo más violento” Jean Zeigle
Para hablar de soluciones está claro que hay que soñar, soñar con un porvenir, con nuevos valores e integrar un sistema social nuevo. ¿En utopías?
Nadie habla de cambiar la economía mundial de la guerra por una economía global de desarrollo.
Construir nuestro propio pensamiento es una forma de luchar contra la manipulación y de cambiar una realidad que nos muestran  “quieren mostrarnos” como única.
Los artículos redactados y aprobados en la carta de las Naciones Unidas en 1948, que no es poco tiempo, es un texto lleno de soluciones por la cual deberíamos comenzar y tomarlos muy en serio, pues aún hoy no se a cumplido ninguno de los artículos expuesto y redactados en ella como leyes y máximas a cumplir, como por ejemplo que en 1974 la cooperación internacional se comprometiera ayudar con el 0´7 por ciento del producto interior bruto a erradicar la pobreza, la desigualdad y el hambre, a esto no le cambiaria ni una coma; y a demás de estar aprobado y firmado por todas las naciones, nadie se a acordado de llevar a la practica esta promesa que a demás es ley ¿pero que ocurre? nadie mira este texto en serio siendo como es un derecho y una obligación a cumplir por las mismas.
Para la tribu la parte que necesita que se cumpla estos derechos es un espejote la ineficacia que refleja el fracaso como colectivo, y nadie quiere mirar, ni escuchar, ni reconocer como parte de la gran tribu.
Art. 1.- Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como estás de razón y consciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
¿Nosotros mismos hemos caído en la desidia provocada por el mismo sistema para que nos cansemos y digamos que todo es papel mojado?
Y mientras los reclamantes son ignorados… nos convertimos todos, poco a poco en los  siguientes “nadie” del sistema.
Apoyamos al sistema con nuestro silencio. Le pedimos protección social, cultural, a la educación, protección civil a cambio de nuestro silencio o de hacer la vista gorda a todo lo que nos rodea. Esto que pedimos son derechos, y sin embargo estamos pagando por ellos.
Nos dejamos oprimir lentamente, dejando que asesinen los derechos sociales adquiridos durante años y a costa de esfuerzos logrados durante décadas y generaciones de muchos individuos, luchas de mejoras sociales y laborales conseguidas en su mayoría con sangre y que ahora dejamos que nos las arrebaten…
Nos permitimos mostrar nuestros miedos al sistema, miedo a sus propios matones mandados para que la tribu se mantenga obediente; como por ejemplo, el miedo a perder el trabajo, y peor aun, miedo a no encontrarlo. Dándole la posibilidad de usarlo en nuestra contra arrebatando con ello la libertad del individuo a poder elegir y dirigir su propia vida.
Queremos seguir siendo los previlegiados de un sistema que se desborona con nosotros dentro. En una economía estrictamente comercial en la que nosotros mismos somos mercancías, y que por otro lado, estamos siendo lentamente y sigilosamente expulsado a la cuneta como mercancía que ya no es necesaria.
En definitiva hemos conseguido el no tener derechos para defendernos, dejando tan solo el derecho a obedecer.
Juan Manuel Álvarez Romero


miércoles, 12 de junio de 2013

La colmena humana














La sociología y la antropología modernas coinciden en señalar que la sustancia de la cultura, o la civilización, es la tradición social, y que esta tradición social se puede modificar de manera indefinida con los aprendizajes nuevos que los hombres realizan para vivir juntos de manera mejor y más feliz // Así el estudio científico de las instituciones despierta la fe en la posibilidad de rehacer tanto la naturaleza humana como la vida social humana. (Charles Ellwood)



Vivimos encerrados en una jaula-trampa opuesta a la libertad, manejados por estamentos organizados a partir de nosotros mismos; con muy pocas posibilidades de ser creativos y optimistas a la hora modificar este camino que a lo largo de la historia fue generando normas y sistemas sociales que han ido moldeando el entorno social en que él, el ser humano, nosotros, debemos sobrevivir y desarrollarnos como individuos, como persona, pero que a la vez nos vemos convertidos en maquinas, y fuente de sostén del sistema comunitario al que pertenecemos.

A lo largo de la historia y poco a poco fuimos pasando de situaciones opresoras, guerras, hambrunas, epidemias y sobre todo transformando una cultura que al mismo tiempo iba imponiendo las formas del cómo vivir; todo esto ha ido generando la necesidad de sentirnos protegidos, por murallas, torres, castillos y por ciudades, que a su vez forman la maquina de generar la auto dependencia; de convertirnos en dependientes de los demás, y viceversa, la autodependencia de tipo mercantil, económica y consumistas que en definitiva es lo que mantiene activa y viva la maquina- jaula que una vez dentro no nos deja salir.  A la vez estas necesidades se hacen mayores cuando entras a formar núcleos familiares, y que a su vez esta genera nuevas necesidades que la comunidad ofrece a cambio del intercambio comercial, mercantil.
Así  fuimos cerrando puertas, pero evidentemente con la ayuda de un sistema siempre pendiente de cómo irse abriendo paso por cualquier rendija abierta en la comunidad, el sistema que desde su puesto ha ido beneficiándose de la buena maleabilidad de un colectivo que sufre, que es susceptible, frágil, débil en situaciones difíciles y, autodestructivo; desde esa posición ha ido forjando un método tanto económico como social cada vez más complejo y poderoso en nuestra contra. Esta vulnerabilidad ha hecho que se creen nuevas formas para que la comunidad se autocontrole, entre más dificultades tenga más dependerá del resto del colectivo y éste a su vez de un colectivo mayor y así hasta llegar a la sociedad global, y de quienes mueven la economía, de quienes se benefician de las desgracias.

El sistema no tiene la libertad que poseemos como ser individual, cada uno de nosotros es incorruptible, elevado y magnífico, unidos como uno solo somos un muro difícil de superar para los que mueven los hilos. La historias está llenas de personas que han intentado organizar a grupos y colectivos para enfrentarse al poderoso, pero siempre acaba con infiltrados que rompe al grupo, y al hacerlo rompen la fuerza que tanto teme el sistema. Pero esto sería la historia manipulada, el miedo inculcado a base de fuego y mentiras…  En grupo socialmente hablando, somos vulnerables, especialmente si no existe una fuerza de unión fuerte y sólida. Somos dependientes; esta es una de las herramientas más poderosas que ejerce el sistema  contra nosotros, a través del miedo, como por ejemplo el trabajo. Herramienta más que utilizada y reutilizada contra cualquier amenaza de unión, o forma de oponerse a la maquina. Todos somos conscientes de ello, pero no podemos modificar por su fuerza cultural y de forma de vida a la que nos vemos envuelto sin dilación, por nuestras propias necesidades sociales y dispensadoras. La ciudad, el país, la comunidad en la cual debemos movernos a diario para poder sobrevivir es sin duda, nuestra propia cárcel; la moral es otra prisión, la  ética, la educación, la política, los tabúes que desde que nacemos nos van marcando, pero que a la vez vamos marcándonos a través de nuestras propias experiencias, de la cultura en que nos tocó vivir, y la que nos transmitieron.
Hoy la razón de ser en nuestra sociedad es exclusivamente tener trabajo, sin él, la verdad que te conviertes en un antisistema, en un no valido, y eso se le llama terrorismo de masas. Es la forma más eficaz de someter a la sociedad dentro de una arquitectura social que solo ofrece esa posibilidad, o trabajas o no existes, y si no existes como parte de lo que te ofrecemos no podrás sobrevivir entre nosotros, y por desgracia es así, nosotros mismos marcamos estas diferencias entre los que nos rodean, entre aquellos que no están dentro y los que si lo están. Nos sentimos mejores cuando todos están dentro… cuando algún conocido de queda fuera se tiende ayudar, y se le apoya, pero si esto se alarga es excluido paulatinamente hasta que deja de estar entre nuestra reuniones por la sencilla razón de que pasa a ser un tipo raro, alguien que no encuentra trabajo es por algo, alguna razón habrá, y así entra más lejos mejor, así no nos nubla nuestra bella existencia.
De esta forma el sistema aniquila a millones de personas al año, y esto es un hecho, es tan real como la vida misma. Aprovecha que somos así de excluyentes, de nuestros miedos a que nos ocurra lo mismo.

Hoy vi a la señora del quinto salir deprisa, como una sombra de un rayo, imaginé que debía llegar tarde al trabajo. Pocos minutos antes su marido ya salió para abrir su negocio y ella  ya había vuelto de llevar a los críos al colegio, pero antes, así como una hora, ya había salido y vuelto de comprar el pan y inundó las escaleras del aroma a café recién hecho. Esta historia se repetía todos los días, salvo los fines de semana que faltaba la salida de los niños al colegio, pero que no quitaba que ella y su marido salieran corriendo para abrir su negocio, ya fuese sábado o domingo o cualquier día festivo en que todo el mundo descanse”.

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“El marido de la señora del quinto se quedó sin trabajo hace más de dos meses, hay que ver que cara tiene ese tipo, ella trabajando y el ahí, sentadito delante de la tele todo el maldito día, sin afeitarse, sin peinarse… desde luego, y mira ella sale entra y siempre parece feliz… debería mandar al tipo a la mierda, ella vale mucho y él un pendejo que no quiere trabajar”.
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La señora del quinto no sale ni para tirar la basura, el marido lo tiene que hacer todo, lleva los niños al colegio, le hace la comida, limpia la casa y además se lleva a los niños los fines de semana por ahí, y ella ahí, en su casa como una señora, no se vaya a romper las uñas… no se como la aguanta, debería mandarla a la mierda… no sé que se habrá creído… pobre hombre
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Vaya, la funcionaria que me vino a tocar en la ventanilla, así trabaja cualquiera,… deberían mandarla a la calle y meter a otra más competente…
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Bueno podría poner muchos más ejemplos como estos, pero prefiero no seguir…Esto por desgracia es en todas partes y de todas las formas imaginables, excluimos y gustamos de hacerlo, es lo terrible de todo esto, entramos en el juego.

Este sistema, tanto global como en pequeños grupos, comunidades, ciudades… etc… está caduco, y es hora de cambiarlo desde nosotros mismos; Sabemos como se mueve la maquina, sabemos como piensa, pero no hacemos nada., al contrario,  Podemos hacer algo y, ese algo es oponerse siempre a cualquier movimiento del sistema, siendo la única posibilidad de no ser manejados sin respuesta.
El deseo de libertad del individuo lo hace fuerte, es más, es único. Pero ….!!!
© Juan Manuel Álvarez Romero