lunes, 14 de marzo de 2011

In dubio.






Las promesas de seguridad crecen al mismo tiempo que crece el peligro.
LOS CONCEPTOS DEL CONOCIMIENTO DE LAS UTOPÍAS DE LA HUMANIDAD NOS LLEVA A LA CONCLUSIÓN DE QUE NO EXISTE NINGÚN MÉTODO DE COMUNICACIÓN ENTRE SERES HUMANOS... TAN SOLO EXPERIMENTOS...


Es curioso como es fundamental para la tribu sentirse segura, en una sociedad estable a la que le pueda reclamar protección sin importar lo que ello conlleve detrás.

Para el sistema es genial, así puede realizar todo aquello que en teoría está mal; como la producción masiva de elementos contaminantes, armas, destrucción de ecosistemas, y sistemas sociales.

Estas producciones a gran escala “el consumismo” genera unos desperdicios que por supuesto cuestan destruir y eliminar y para que la tribu se sienta mejor y como prueba de que es solidario se les manda a las tribus menos favorecidas, las que no importan si están protegidas en algún modo. Allí les llegan nuestros desperdicios de alguna forma u otra, como lluvias torrenciales, desertización, deforestación y en formas muy variopintas como por ejemplo la hambruna o también nuestras miserias llamadas humanidades, también llamadas a su vez ayudas al desarrollo, y además las que no deseamos para nosotros, se las mandamos a ellos, claro.

No hace falta hablar a nivel global, solo tenemos que mirar por la ventana para imaginar que lo mismo a menor escala ocurre en nuestra calle, tres manzanas más abajo, quizás donde nacimos un día, es un lugar donde el desempleo llega de pronto y termina con un sistema estable de vida de colectivo o simplemente se convierte en una zona no deseable para el resto del sistema.

El sistema nos deja caer su discurso alegando que estas tribus menos favorecidas están así por su propia dejadez, por el poco aprovechamiento de sus recursos, que incluso desaprovechan las ayudas que se les da para “regenerar, normalizar, adaptar, integrar, fomentar el desarrollo, reeducar” la zona y al colectivo. Esto mismo ocurre con los países alejados por el gran sistema y en esta última década por la propia naturaleza, a los que a su vez se les exige que devuelvan la deuda externa para obtener nuevas ayudas “la ayuda que no les llega” y que deban resorber para devolver a la gran tribu, a la llamada desarrollada.

Todo esto es en un orden y horizonte normalizado, adaptado a la modernización, y a la forma de ver, de sentir y lo más grave es que todo está humanizado.

Nos sentimos bien mientras nuestra tribu funcione y nuestra protección social mantenga cubiertas nuestras necesidades.

Con esta actitud estamos condenando a otros “países, continentes y en menor escala a nuestros vecinos de dos manzanas más a bajo” a ser cada vez más pobres, con menos posibilidades de salir de la pobreza y el hambre. Desde nuestra comodidad, nuestra posición de bienestar económico social, culturalmente diferénciales dentro de la globalización, y que a la vez exigimos una muy clara fronterización entre las tribus y sus individuos con el reconocido lema “in dubio, (mirar hacia otro lado)” .

Juan Manuel Álvarez Romero 13-3-2011

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