martes, 24 de mayo de 2011

RECORRIDOS.- III Narrativa


RECORRIDOS.- III
Narrativa


En las horas de mis juegos me cobijabas bajo tus sombras maternales, con tú sabiduría del tiempo sobre tus hombros me ocultabas del sol de agosto. Yo quería correr y saltar, quería abrazarte sobre la luz eterna del verano, sobre el estanque que tantas horas de juego y baños nos dio.

Ahora cumplo la edad del tiempo, cumplo con la misiva de aquel día en que prometí volver siempre al mismo lugar, ¿recuerdas?

Tus palabras maldijeron aquella promesa, lo dijiste entonces y lo dices ahora,

¡No jures lo que no puedas cumplir! -.Decías.-
¡Debes irte para no volver, no mires atrás, corre!

Nunca entendí tú empeño, para que yo no volviese a este lugar, después de tantas cosas bellas que me ofreció.

La bicicleta estaba toda estropeada, llena de parches, remiendos con alambres usados, pero era la mejor.

No tenía guardabarros, ni trasportín, ni ningún tipo de suplemento, solo lo elemental; la cadena, pedales, manillar y ruedas, ¿frenos? No!! Con la Zuela de los zapatos o, si era peligro eminente me tirabas, aun conservo una cicatriz en mi barbilla.

No sé cuantas manos tenía de pintura, ni por cuantos dueños había pasado, pero era parte de mí, un miembro más de mi cuerpo… una maravilla, corríamos por los caminos a toda velocidad como en un circuito de carreras, ¿recuerdas?

Como no recordar el canto de las golondrinas volando bajo para beber del agua de las albercas o fuentes; ¿cuantas palomos caídos de los nidos salvamos? ¿A cuanto de ellos criamos en casa, dándole garbanzos y haciéndolas correr por el pasillo a ver quien llegaba antes a coger su premio? Sí, después terminaban marchándose, en cuanto les crecía las alas lo suficiente para ello.

Recuerdo algunas rescatadas de las fuentes, pues por su suerte o mala fortuna el destino les hizo caer en ellas, amortiguando el golpe, pero alargando su agonía. Cruel, pero es así, ¡suerte que pasábamos por allí! Pero las que no, eran tiradas a un Arriate por algún jardinero, para festín de alguna tribu hambrienta de gatos. No, no eran crueles los jardineros, solo aceleraban su muerte, si no estaban ya ahogadas después de una noche entera intentando salir del agua sin suerte.

Recuerdo una tarde en que papa nos fabricó unas espadas de madera para jugar a caballeros; esto fue motivado por una obra de teatro que se representó en unos de los patios, creo que el de la montería, donde se representó a don Juan tenorio, desde luego no teníamos edad para ver esta obra, no por el contenido de ella, si no por las horas en que se representaban. Era hermoso ver el palacio iluminado por la noche, sentir el aroma de las flores mezcladas con el de sentirse parte de aquel momento, aquella hora prohibida para un niño de mi edad. Sentir el aíre, sentir la escena, los decorados, los actores, el vestuario, las espadas; los sonidos, las voces… el drama. Estos momentos marcan a cualquier niño, al menos en mí permanecen estos momentos….
Juan Manuel Álvarez Romero© 2011

martes, 17 de mayo de 2011

“ENSAYO” LA CIUDAD EN LAS METÁFORAS DEL NUEVO DÍA “LA RECONSTRUCCIÓN”


Hubo quienes decían que el agua o el fuego constituyeron el motivo por el que se producía el agrupamiento en comunidades de los seres humanos. Pero nosotros, considerando la utilidad del techado y la pared y su carácter necesario” estamos fehacientemente convencidos de que estos factores tuvieron un mayor peso a la hora de reunir y mantener unidos a los seres humanos.
León Batista Alberti



Toda innovación “alteración de lo establecido” implica sin duda la existencia de algo establecido: tradiciones, convencionalismos, estéticas o formas de pensar.

Las ciudades son el reflejo de las sociedades, los países, los estados. Conformamos una base, unos cimientos que van fortaleciendo el gran edificio del capitalismo, el poder, el sistema; nunca debemos cansarnos de recordarnos que existen otras posibilidades para cambiar, para evitar los miedos impuestos, para mejorar notablemente las diferencias, difuminarlas entre si para que poco a poco vayamos viendo que la creatividad no es solo un proceso artístico; también es social, de la tribu, es cosa de todos, todos contribuimos a la creación de los estados. La palabra creación es más amplia de lo que solemos pensar.


La misma evolución va marcando las pautas de lo nuevo, la fuerza de creación o de destrucción está implícita en las nuevas formas, normas, secuelas de lo pasado o renovación de lo antiguo, esto todo como consecuencia de la perspectiva racionalista del siglo XIX y sus ciudades industriales, donde lo habitable, lo que constituía territorio e identidad se enlazaban a los proyectos sociales que contaban con distintas perspectivas de “lo moderno” según el lugar del mapa donde se estuviese establecido.

Y sin embargo todos nos hemos movido sin duda en una corriente de procesos socioculturales forzados, aun cuando los habitantes de las ciudades industriales del siglo XX irrumpían en las ciudades, tomándose los espacios, significando y delineando historias a través de sus calles, gestando así su mágica textualidad, la ciudad en si misma no dejó jamás de ser parte de un proyecto expansivo, productivo y tecnocrático que con la expansión de las lógicas de la expansión y producción del capitalismo ha ido engullendo también las formas significativas de habitación de los lugares.

Los espacios, reconstruidos y engalanados como piezas de museo recuerdan -claro- la pertenencia a legados culturales, pasados gloriosos en el arte, la filosofía, la literatura, pero que en muchos casos son tomados como centros de paso, donde se alimenta un alma inundada de posibilidades creativas que tiene un ancla a la cadena tecnológica que recuerda a diario que es ese el sentido del verdadero bienestar social, que fuera de las paredes de la comodidad del futuro y el mundo tal como se le habita no queda más que la reproducción incesante como camino al éxito. De esta forma los legados son eternos presentes que llenan las necesidades de sublimación y que evitan al mismo tiempo la generación de otras con iguales implicaciones sociales.

Y como no admirarlo y entenderlo si el mundo, ahora mutado en globo, no es solo planeta azul que vemos desde el espacio a través de la cámara satelital, el mundo-globo propio, el que adquiere la dimensión significante, se ha expandido y gracias a la masificación de todo-lo-que-se-produce la tecnología y su universo homogenizador nos permite una cotidianidad contenedora de -todo-lo-que-existe – así aparentemente se abre y se conecta todo al mundo-globo y, sin embargo es tan solo ante nuestros ojos en su imagen-objeto, si se ha logrado un engranaje necesario se podría quizás llegar a ir un poco mas allá del acto de visualizar y, se podría hasta a transitar por sus calles como un turista efímero que reconoce las maravillas de ese mundo exótico de lo diverso, mientras se abanica en un resort-habitación que es la reproducción completa del espacio seguro que contiene su mundo-conocido.

Pero el acto de habitar, territorializar, de inscribir el recorrido diario de una vida a través de plazas y calles, de la sorpresa de los encuentros y la gestación de historias propias y de actividades que permitan un fuera de juego de la avalancha de la tecnocracia, se hace cada vez más reducida y su permanencia ya es una doble apuesta a la sobrevivencia y a la resistencia contra la homogenización consumista y la locura de los endiosamientos de las identidades como producto de boutique, estas como tareas que exigen cada vez más un proceso reflexivo y regenerador que permita que lugares, saberes y, su contenido tomen fuerza en otra dirección que posibiliten su esencia pedagógica realmente en el margen de la cadena productiva.

Al tiempo de las reflexiones y las respectivas sombras generadas por todas las facetas del desencanto del planeta de no-habitación que nos va dejando esta lógica del orden global, donde salvo lo propio e individual ya nada puede ser gestor de felicidad y, la palabra “valor” se asimila a los espacios que habitamos, nuestras prácticas cotidianas sobre ellos únicamente son medidas en sus posibilidades comerciales.

A este tiempo que nos da bocanadas de intrascendencia compulsiva, entre lo desgastado y la basura toxica de un proyecto de lugar y de sociedad que se pretende estandarizada, vemos también las pulsiones de las resistencias desde los lugares donde el reconocimiento de lo humano es palpable y vivible, desde donde el miedo y la creación son herramientas fundamentales en los recorridos diarios, en lugares donde lo esencial no existe como teoría sino como practica, desde allí se están tejiendo mundos, aldeas más pequeña que pueden ser tejido también de eso que hemos denominado utopías de la tribu, desde muchas de estas experiencias y las de nuestra tarea diaria en el trabajo del volver a construir territorios y habitarlos de manera compartida es quizás lo que nos permita ¡quizás! otra vez gestar y dar cobijo a ese proceso de soñar en colectivo.


Las calles reflejan las sombras de los grandes bloques, cajas grises, los árboles son farolas con lunas coronándolas.
Existen calles sin salida, oscuras, llenas de basura donde también se perciben sombras humanas hacinadas bajo cajas de cartón, de donde emergen olores indescriptibles.
Justo dos calles más arriba, la luz lo ilumina todo, se perciben escaparates lujosos llenos de ropas, otros de comida y justo más allá se ve movimiento de humanos que entran y salen de un café tipo parisién. La música de jazz y las risas terminan por llenar el ambiente de una noche sin luz tan solo iluminadas por las falsas lunas.
Entre otras sombras se perciben unas más altas y oscuras, delgadas y sin rostros perceptibles que entran en cajas negras con ruedas, se mueven calle arriba y calle abajo, como vigilando que todo está en orden.
Desde mi posición, sentado en la rivera de un río y bajo un árbol, mi visión es general, puedo ver todo lo que ocurre en las dos calles, incluso ver pasar a los que no viven ellas, lo que me hace ser critico, observador y, me llegan preguntas como el porqué la luz no llega igual a todas partes, ¿porqué los olores y las risas deben ser diferentes? incluso porqué hay quien no vive ni quiere vivir en estas dos calles. Y me pregunto en que lugar camino o convivo yo en este entorno, en este mundo. ¿Cuantos lugares existen?




Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 - Escritor y creativo multidisciplinar
Vanessa Torres Mayorga© 2011 - Antropóloga y escritora

lunes, 16 de mayo de 2011

RECORRIDOS


         

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                                                RECORRIDOS
Las horas ante tus reflejos me absorben en la inmensidad de los sueños, en la lejanía de los tiempos, de los sentidos y de las sensaciones.

La huella de tus colores, los sonidos de la vida que derramas, de aromas, brisas y sensaciones.

La oscuridad del tiempo se ilumina en tú sonido, el frescor de tú recorrido, en el fluir de la vida que emanas se convierte en un vergel de vida.

Las sombras de los centenarios árboles ya vieron demasiadas huellas; me reconfortan en lo más íntimo y, en lo más hermoso de todo lo que me aportaste; ellas no ocultan ni esconden, al contrario resaltan y embellecen tu figura, símbolo de vida.

Entre las sombras penetran formas de luz en sus más amplios cromatismos, formando y deformando todo a tú alrededor, entre geometrías y formas sin definir; entre tus lágrimas y tus reflejos, entre los colores que acaparas no para ti, si no para mostrar. Naranjas caídas del árbol, amarillos de limoneros, blancos de la Natura y jazmines, rojos de las buganvillas, y del verdes de tus protectores centenarios.

Las hojas marcan el cambio de estaciones flotan entre los reflejos y sombras, entre las luces de tú alma agua.

El agua, sombras y cromatismo, se resisten al tiempo. En tus sonidos, en tus miedos, en tus amores y en tus vidas que vieron y dejaron demasiadas huellas, pero que sin duda te dan la gran presencia que posees.

Supiste transmitir a los poetas que derramaron sus lágrimas en ti; a los antes que se prometieron amor eterno, escribieron después los más bellos poemas.

Tu belleza quedó expresada a través de las manos de los artesanos que te vistieron, te adornaron y te amaron. Las manos más sutiles de jardineros te dieron este hogar, este entorno, te rodearon de arrayanes, rosas, ficus, damas de noche… te rodearon de columnas, pilastras y asientos con los más hermosos azulejos, de las plantas más exóticas traídas desde otros continentes para embellecer tu sonido y tú presencia.

Viste a príncipes y reyes convivir desde su niñez junto a ti, y te contaron sus más íntimos secretos y deseos.

Las lunas que se miraban en tus lágrimas, aun regresan cada noche a escuchar tus relatos, cuentos, poemas y leyendas; junto a las palomas, gorriones, jilgueros, mirlos… siguen tras generaciones bebiendo de ti, que como un manantial inagotable nunca les dejaste con sed.

Sabes que aprendí a caminar junto a ti, tus cantos me sirvieron como nanas. Mis pequeños pies se refrescaban en ti, en los días de más calor también ofrecías refugio a todo aquel que te pedía consuelo. 
Tus sombras fueron mías también, tus lagrimas acogieron las mías, mis primeras palabras fuiste tú quien las escuchó. Me viste crecer, me viste sentir, amar, me acompañaste en mi primer beso.

Hoy soy yo, un simple poeta, amante de tus sombras, tú sonido, tú fluir, tú sabiduría quien te escribe y te cuenta.

Seguí tú camino allí donde fui, hablé de ti, de tus palabras, de tus silencios, de los aromas más hermosos que te rodean, de tus luces, de tus sombras, de tus lunas y tus días, de tu magia. De la vida que emanas…  

Hoy vuelvo a ti con añoranza
Hoy quiero hablarte
Hoy quiero volver a sentir
Hoy quiero contarte
Hoy vengo a ofrecer


Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 - 







     

domingo, 15 de mayo de 2011


El silencio de la verdad

Encontré esa mirada que me despierta cada mañana.
En tú imagen encontré las palabras
La definición del mundo
Los sonidos de la belleza
El tiempo de la sabiduría
El silencio de la verdad

© 2011

sábado, 14 de mayo de 2011

EN EL CAMINO

                                                                    2011© Juan Manuel Álvarez Romero


                                                          EN EL CAMINO
                                                             


                                                                             EN EL CAMINO
                                                                             LAS SOMBRAS
                                                                             LA LUZ QUEDA
                                                                             LAS PALABRAS
                                                                             LAS HOJAS
                                                                             LA TIERRA
              
                                                                             EL CAMINO