domingo, 25 de noviembre de 2012

Alas hasta el alba







Alas hasta el alba, horas que se llenan de palabras y sonidos... música que alimenta, silencios que transcurren sin sombras, sombras que son sonidos, luces, estrellas, día que se aproxima ... vida que espera "ser" atrapada ...

Alas para la mañana, que avanza sin tregua hasta el sol que cubre mi rostro desnudo de luces.

Alas para la tarde, que persigue a la noche como delirio.

Alas para la noche, que llega como gran sombra sobrecogedora, que me arropa bajo el manto blanco de la luna.
                                                           ***

Alas eternas que me lleven al infinito cielo  cubierto de sueños en forma de nubes que me acogen y, que de mil formas me arrastran a los sueños que se debaten entre la noche y el día.

Alas perpetúas entre el ave fénix y la mítica tierra que sueña  ser fecundada por la vida.
                                                           ***

Alas  para la tierra que llama al cielo, el cielo que mira a la tierra, ambos se aman,  crean y crecen infinitamente hacia horizontes definidos en cumbres inexpugnables. Entre abismos de grandeza, entre sueños imperecederos que van creciendo hacia lo desconocido. 


2012-07-30®Juan Manuel Álvarez Romero

lunes, 5 de noviembre de 2012

sentir









Hoy no quiero hacer el amor contigo
Hoy tan solo quiero abrazarte
Tan solo sentir tu piel
Tan solo observarte
Hoy no quiero que hagamos el amor
Tan solo respirarnos
Sentir nuestras piernas unidas, entrelazadas
Olernos
Vernos
Tocarnos
Escuchar nuestros silencios
Escuchar como duermes
Escuchar tu silencio
Sentir nuestro amor, tal es
Juan Manuel Álvarez Romero
―©2012-11-06

viernes, 2 de noviembre de 2012

25-3-2011 JOSÉ LUIS RUBIO








25-3-2011

Buenas tardes. Sentarse ante unos folios en blanco y ponerse a escribir es una ventura. Una aventura apasionante. Una aventura realista, imaginativa, hermosa, dramática, de ayer, de hoy, de mañana. Una aventura que desarrollamos en forma de poema, de cuento, de relato corto, de novela, de historia, de biografía, de teatro, de radio, de televisión, de cine, de tebeo o de periodismo. Una aventura, como digo, siempre apasionante.

Nuestro escritor de hoy, Juan Manuel Álvarez Romero, como otros muchos escritores, inició su aventura, escribiendo poemas, pero esta segunda sesión del café literario, nos presentará, nos desmenuzará, su primera novela que tiene una gran carga dramática.

Juan Manuel antes de coger la pluma mezclaba colores en el lienzo y realizó exposiciones en solitario y con otros pintores en Sevilla, su ciudad natal, y en otras ciudades europeas. El color y el dibujo empleado siempre remarcados por negros y rojos dan a sus creaciones un ritmo. También trabajó, Juan Manuel, antes de aventurarse a plasmar letras sobre un papel, el mármol, la piedra y materiales de reciclaje. También ha colaborado en la ambientación de películas y óperas. 

En definitiva Juan Manuel antes de aventurarse en la novela ha recorrido otros muchos caminos del arte y de todos ellos ha ido extrayendo unas esencias que ha añadido a su personalidad y a su formación autodidacta permitiéndole ese bagaje plasmar, en las 170 paginas, de su novela una historia llena de vida y fuerza.

De Sevilla, ciudad hermosa, que tiene un color especial como dice la copla, pero yo añadiría que también tiene un olor especial, sobre todo ahora en primavera, cuando los naranjos están en flor, y donde inspirarse no es difícil, nos viene Juan Manuel que quiere aquí, en Conil, junto al mar seguir inspirándose.

Ahora Juan Manuel nos hablará de su ópera prima, El hijo de las costureras.

2011© JOSÉ LUIS RUBIO

lunes, 22 de octubre de 2012

Nómada Relato “Ilumina tú parte”



                                              










Nómada
Relato “Ilumina tú parte”

Pese a tantas y tantas desgracias como hemos heredado es preciso reconocer que se nos ha legado una libertad espiritual suma. A nosotros corresponde utilizarla sabiamente, reducir la imaginación a la esclavitud en virtud de aquello que con grosero criterio se denomina felicidad, es despojar a cuanto uno encuentra en los más hondo de si mismo del derecho a la justicia, a permitirse llegar a saber de si y de cuanto rodea eso que puede llegar a ser…. 

Andre Bretón “Primer Manifiesto Surrealista”

    En las calles, resurgen las cenizas de las que un día forme parte, tarde o temprano uno vuelve a reconstruirse, a crecer y seguir viviendo… la monotonía a veces hace que el horizonte se aleje y se difumine en sueños perpetuos que no parecen llegar nunca… aunque están ahí… tan cerca y tan lejos a la vez…

En nuestros recuerdos están aquellos que nos dejaron su impronta, su sabiduría, amor y vida... En nuestra mente liquida resurgen las palabras sólidas de las personas que amamos y amaremos siempre...En nuestros ideales, principios, consciencia, aparecen también las huella de lo inesperado... insólito, o perdido para siempre, y recuperado en nuestros corazones...

Lo que ocurre cuando dejas el camino, no es otra cosa que el vació y la incertidumbre de no encontrar las huellas de vuelta a la encrucijada… 

Emigrar, salir en estampida, o hacerme un proyecto donde la meta sea la huida, ¿pero hacia donde?… siempre hacia lo desconocido.

El suelo de la calle refleja los viejos neones de la vieja alameda, muchos rotos, incoloros por el desgaste del tiempo; existen huellas del tiempo en algunas fachadas de los edificios, o al menos de tiempos en los que la vida era distinta a los de hoy… ―quizás, no estoy seguro―, pero a lo lejos veo siluetas conocidas, quizás huidizas a la realidad, o quizás lejanas en el tiempo, me parecieron fantasmas del ayer,  junto con sombras que no dejan ver bien la luz del día que se aproxima… mi huida es sin duda hacia la luz, hacia la luz que desprenda una línea divisoria que ayude en verdad a la huida definitiva de este mundo surrealista… de falsos prejuicios, destrucción de principios, de dignidades humanas, de vidas corridas por ideales ajenos hasta entonces por ellos mismos.

En la calle donde habito, surgen huellas del pasado que ya no recordaba, en la calle donde habito resurgen huellas que me hicieron olvidar quien soy…

Se comienza a caminar solo,  y termina con cientos de almas humanas… otras continuas solo, con esos proyectos que nos hacen seguir, sin abandonar lo que nos hizo comenzar, a veces se difuminan en confusas ideas que nos desvían… y me pregunto porqué caminamos en zig-zag y no en línea recta, como sería lo lógico… ¿o quizás sea yo el que no encuentra esa línea divisoria entre el cielo y la tierra?

Es complejo ponerle nombre a las luces y sombras que resurgen del pasado con nuevas lentes, nuevas palabras ya olvidadas, como realidad, ficción… sentido, vida, libertad… aunque la palabra libertad nunca llegó a ser, solo es una utopia colectiva y que solo la conseguimos individualmente… es posible siempre que no se mezclen los extremismos… nada es bueno desde el fascismo, la historia no lo ha demostrado mil veces…

¿Se puede vivir entre la realidad y la ficción sin pecar de realista, o viceversa? Me lo pregunto cada mañana mientras busco al ave fénix entre las nubes, entre las sombras que me impiden levantarme de la cama y salir fuera, y ver la realidad, no mía, pero como si lo fuera, cuando arrastro mi cuerpo fuera, transito por calles, paso por coches aparcados durante semanas en el mismo lugar, las cosas se repiten diariamente… las mismas caras que se cruzan en mi camino, los mismos camareros que me saludan al pasar, y para cambiar la rutina algunas veces me paro a tomar algún café… después me encamino al mercado… no sé si decir que son las mismas frutas de la semana pasada, las mismas verduras con algunas manchas que anuncian que han estado guardada en cámaras… las mismas ancianas que compran solo para el día; y  así tener el mismo motivo para salir a la calle, día tras día, aunque solo sea por unas horas, al encuentro de alimentos, de palabras amables, de sonrisas de complicidad entre ellas.  Intercambio saludos para así sentirme vivo por unos instantes, intercambiar palabras con los tenderos, palabras que salen espontáneamente, por no ser tan serio… y que ellos agradecen como lo agradezco yo, palabras, a veces con sentimientos y otras por instinto de cordialidad… ¡buenos días!... ¿como va todo?... ¿quien ganó ayer el partido?

De regreso a casa la parada en el estanco, un paquete de cigarrillos algunos días, otros un mechero por no andar pidiendo fuego… otras una parada en otro bar para leer la prensa mientras me tomo mi segundo y ultimo café del día… pero antes de entrar está la señora que me pide todos los días un vaso de agua, mientras me cuenta que espera que abra el dentista a las cinco y media, ─¡señora son las nueve de la mañana!─… y así a diario, y no solo a mi si no a todo aquel que entre… ─la señora de la barra se lamenta, por la cantidad de vasos que la anciana se lleva después a casa─.
Después intercambiar algunas palabras con algún conocido sobre la política, esto me recuerda a Aristóteles, otras sobre el tiempo, sobre mis hijos o los de otro… ─interesante─…  otra señora al salir me pide un poema… los que saben que escribo me preguntan a diario por mi nuevo libro… pero los esquivo, cambio de acera. No hay nada más torturador que te lo pregunten a diario… ¿no saben que escribir es algo que surge, fluye… uno no busca escribir un libro todos lo días… porque sencillamente no salen por arte de magia, salen cuando uno menos se lo espera… de mil trozos, de mil ideas guardadas en carpetas, de una mirada… uno escribe y escribe… cosas que la mayoría de la veces no sirven para nada… me cabreo y cambio de pensamientos… busco pensamientos continuamente, en paginas de libros, en fachadas, en los rostros que se cruzan conmigo.

Los libros últimamente los leo desde la mitad, y voy de a delante atrás, o viceversa… otras me zampo documentales tan largos que me olvido del tiempo… otras me voy a la biblioteca a mirar lomos de libros y alguna vez que otra saco alguno y me lo bebo. Creo que mi vida es un caos, ¡un puro caos!… no encuentro ese equilibrio perfecto que se encuentra cuando encuentras la historia a contar… cuando no tienes noción de lo que ocurre a tu alrededor. No escuchas nada, no ves nada, no sientes nada… si suena el teléfono, sencillamente no lo coges, si llaman a la puerta sencillamente no existes. En esos momentos te olvidas si saliste a la calle a buscar comida, a leer la prensa, a saludar al tendero o al camarero del bar de la esquina.

En fin, no era esto lo que estaba contando… me desespera que me pregunten, que me persigan, digo o pienso… me gusta el silencio, la soledad… la tranquilidad. Quiero irme de este país, este barrio, de este mundo si fuese posible… huir donde nadie te pregunte, nadie sepa quien eres, nadie mire como compras, caminas, miras… donde nadie necesite de mi presencia… pero eso solo es cuando estoy así… Después viene el deseo de no estar solo, la necesidad imperiosa de salir a buscar y sentir la vida a mí alrededor… a buscar los saludos cordiales de cada día, de cada mañana, de leer la prensa, de escuchar música, de ver los mismos coches en el mismo lugar… de perseguir sueños, de recordar y de sentir. De estar en el lugar que siempre soñaste y de algún modo, una vida sencilla… donde estés con la persona amada… donde puedas compartir tus deseos y pensamientos… donde lo que pienses si que importe. Donde lo que ames sea lo más importante, donde lo que vives te regenere… al menos cada mañana miro al cielo buscando al ave fénix para ver si trae las nuevas de un día diferente y por fin realmente-ficticio, he iluminado.
Ilumino mí parte, quizás para que otros no tropiecen en la misma rutina que yo cuando no veo al ave fénix.  



Juan Manuel Álvarez Romero.- ®2012-10-21para letras, revista literaria
http://www.alvaeno.com/LetrasTRLnoviembre2012.pdf

domingo, 21 de octubre de 2012












Lloro tus besos, busco tus manos
Recuerdo tus besos, siento
Huyo de mí, te busco en mí
Piso barro, hojas de otoño
Me mojo, son lágrimas

***

Sueño despierto, bajo a la tierra
Subo a las nubes, llueve sobre mojado
Despierto del ayer, encuentro tus cabellos
Caigo en el olvido, pero vivo el hoy

***
Las estrellas aparecen después de la nada
La luna ilumina mis duendes
La ventana mira al mar
Los días pasan, quedan las horas antes del alba

***
La barca espera en la orilla
El oleaje la aleja
Se pierde
Se busca
Desaparece
Reaparece el horizonte

***
Los símbolos me persiguen
Las luces iluminan la huida
Decido quedarme ante el mar
Vuelvo al mar
Me convierto en mar


Juan Manuel Álvarez Romero®2012

miércoles, 10 de octubre de 2012

calle cortada


... Las calles se tornan de cristal, aun sin llover, pero tras el camión de la limpieza dejan el pavimento húmedo;  las luces centellean como si tuviesen vida propia... los pies aun torpes al contacto con el agua, resbalan sobre los colores, torres difuminadas, edificios zigzagueantes que muestras su historia confusa en un lienzo imaginario, pero a la vez tan real. Mis pies continúan adelante aun sin la experiencia de la nueva superficie, se niegan a aceptarla, se niegan a destruir la historia que se difumina a cada paso... la historia de miles de sueños, romances, mitos y realidades que desembocan en una alcantarilla...
Aunque la calle esté cortada, y el camino marcado por símbolos discordantes... continuo... continuo sobre los reflejos de la historia... para buscar, para buscarme, para no tropezar con los reflejos... como oasis imaginarios...  aun no ha llovido y el suelo anda húmedo de reflejos de historia, de símbolos arquitectónicos que avisan de su presencia real... bajo la calma de las estrellas

Juan Manuel Álvarez Romero ®2012

martes, 18 de septiembre de 2012

Nomadas
















ficcion.debatepress.com%2F%3Fp%3DverNoticia%26idNoticia%3D12932%26idCategoria%3D1&h=8AQHch-HYAQHjmR37kW24U6RsfjCVQ-axcDfctuY_UzbPHw

Llega la luz, pero se va cada dos por tres. La carretera nacional pasa por medio del pueblo; los camiones me despiertan cada mañana avisándome que ya es hora de levantarme. Quiero estar en todo y al final no estoy en nada. La cocina se me hace un mundo, porque me abstrae el fuego de la chimenea y, me quedo como un zombi mirando como se consumen los troncos de encina, mientras tomo el primer café. Entre esto y las pinturas, mi cabeza anda en otros lugares lejanos, que en su día formaron y alimentaron lo que hoy soy.

En el cuadro que estoy pintando vuelo junto a un águila, veo barcos que se alejan en la historia y me traen objetos maravillosos de otros tiempos; perlas, cedas, olores a especias, vestidos orientales y perfumes exóticos.

Cuando paso por la cocina, justo al lado del estudio, me paro ante el fuego, se consume lentamente; me siento ante él, y comienzo a olvidar el viaje del cuadro y, “entro en este texto”, —en mi pequeño portátil—, con la música de Wim Mertens, y me pregunto sobre qué escribir esta semana, el recorrido que andaba en trance, paró por un tiempo, sé que debo continuar, buscar otro lugar, pero sin huir de lo que soy, porque allá donde vaya seré siempre el mismo solitario. Me refugio en mi trabajo, me quedo absorto en mis pensamientos, busco formas de crear y de ser, al menos y en principio, sacar todo lo que queda dentro después de muchos caminos. Nuca se terminan, y si no te paras, al final todo queda en algún lugar de la cabeza o del corazón. Ahora sé que toca sacarlos de ahí, donde estén, aún no descubrí de donde salen, ni tampoco porqué se ocultan y no quieren salir en muchas ocasiones. Pero al final siempre salen, de una forma u otra.

Ahora me levanto y vuelvo al viaje junto al águila, este me espera en una cornisa de acantilado; quiere enseñarme el bosque de álamos, el río que lo recorre, el valle, y llevarme junto al mar. Pero antes debo presentarme al chaman, este me espera para darme alas, para enseñarme como batirme entre las corrientes de aíre, y como aterrizar después.

Entre los lomos de los libros, aparece un haz de luz que me sorprende en principio; luego me doy cuenta que es el monitor del ordenador el que lo produce, —“mientras leo un libro en el sofá; bajo la ventana y, mientras llueve”—, justo detrás de los estantes de libros.

Bajo las escaleras que suben al segundo piso, mientras las bajo, dejo atrás la habitación que más luz percibe la casa, por su orientación, única, no solo absorbe luz, también calor, es mi favorita… desde su ventana puedo ver toda una vega Granadina y el pueblo de Lorca a lo lejos, y más allá las inmensas montañas de sierra nevada ya blancas por las primeras nieves.

Vuelvo al lienzo aún en proceso de surgir de fluir, me dejo llevar, me dejo seducir por su propia historia, pero a la vez introduciéndole la mía propia.

Mis pensamientos entran de pronto entre bloques de hormigón, ventanas cerradas, calles sin luces, calles desierta, sin sombras. Aparecen de pronto destellos de voces que me asombran de sus propios recuerdos. Incluidos los mío, que surgen de aquellos que un día me hicieron soñar.

Vuelvo a las ascuas del fuego, me vuelvo a sentar, respiro y pienso que el día se fue, fuera ya no queda luz del día, debo encender las luces si quiero saber por donde caminar sin tropezar. Pero me relajo, vuelvo a buscar aquél libro que comencé esta mañana y quisiera saber más sobre él. Dejo el vuelo del águila, dejo el calor del hogar, me acerco ahora a otro pensamiento y sigo con la música de Mertens. Aún no sé como terminará el día, ni si este texto será concluso, intento pensar qué tengo delante…

Aunque el día es de lluvia y gris, la noche aparece después de un día lleno de colores, de magia y esperanzas. El sol queda en mi retina, y aún la sensación quema en mi piel; el mar quedó atrás, quieto, sin oleajes, como una laguna, pero intensamente azul.

En las horas que preceden a la llegada del alba todos estamos preparados para observar como la actividad humana surge de todas las partes del interior. Ya no queda nadie cerca de la costa. Los barcos partieron hace horas. Ahora solo queda esperar la siguiente llegada, con los tesoros más esplendidos de otros lugares lejanos. Pero para mí, el tesoro más esplendido está aquí, en mi corazón.
Como Nómada he parado; un descanso para estas piernas cansadas de caminar por senderos extraños, lejanos, misteriosos. Me quedo, me toca este descanso, me toca respirar de lo que un día me llenó, para poder llenar este que terminó hoy y, ofrecerlo de nuevo.

Nunca dejaré de asombrarme, aunque sé que tampoco de aprender. Descubrir que de amor no se muere, aunque parezca que sí. Descubrir que existen lugares y lugares, saber que en realidad no se puede estar en todas partes, pero sentir que sí lo estás. Saberse, descubrirse, estar, ser... aunque parezca que no, existen diferencias…
http://www.calle-ficcion.debatepress.com/?p=verNoticia&idNoticia=12932&idCategoria=1

Juan Manuel Álvarez Romero © 2011