lunes, 19 de diciembre de 2011

Sublunar.-






Diario de la tribu.-

Sublunar.-


Sublunar; significa debajo de la luna, viene de una antigua creencia en la que se divide el cosmos superior, regido por leyes inmutables, y la tierra, mugrienta, inferior, caótica y voluble.

Hoy me siento en los recuerdos y pensamientos; en qué parte del cerebro los alojamos, como son físicamente. Los veo como coleccionables que acumulamos en nuestra biblioteca interna; los planificamos y pensamos, los transformamos y damos formas de ideas, organizamos ahí dentro, creamos, para que de algún modo nadie pueda modificarlos y así generar nuestros propios pensamientos.

M e gusta pensar que son como los manuscritos medievales, creados y construidos minuciosamente, con múltiples colores, con gruesos papeles y cubiertas de piel.
En esa biblioteca de pensamientos y recuerdos, que organizamos en nuestras estanterías internas y que abrimos al público orgulloso de ellos, que mimamos con todo nuestro esmero y alimentamos siempre que podemos con otros nuevos, coloreándolos y dibujando de mil formas diferentes, creando.

También los he imaginado como los dibujos y grabados de Escher, en escaleras infinitas, estancias imaginarias, secuencias repetidas de figuras que recorren pasillos y palacios en medio de ciudades góticas.

Los imagino en forma de naturaleza, en formas de viajes exóticos, de quánticas infinitas, de besos, abrazos…

Los imagino también en blanco y negro, formando planos mágicos y maravillosos sin necesidad de color, tan solo el puro recuerdo o pensamiento, tal cual sale, llega, se abre.

Existen “los otros” pensamientos externos que distorsionan estos manuscritos, entran intrusos “como los virus de ordenador” que no cuidan de estos sueños, imponiendo y anulando la entrada para que otros no puedan ni siquiera vislumbrarlos. Pero para eso creamos nuestros propios pensamientos, para marcar esa diferencia… nuestros propios paisajes, nuestras geografías, nuestra naturaleza interna…

Como Escher, creamos nuestros propios efectos visuales, espacios, palacios, castillos, y fortalezas hechas de nuestro tiempo y vida.

Me gusta imaginarlos también en forma de dibujos infantiles, otras como ideas, como un Velazquez también, pero por regla general nunca desfigurado, al menos para mí…

Aristóteles se interesó por el motor que se mueve así mismo, “el alma”, pero creo que es mejor llamarle “pensamiento”, en ellos estamos a diario, los modelamos, le damos formas y componemos su entorno para que todo este caos que reina a nuestro alrededor, llamado tierra, mundo, humanidad, que se empeñan en desfigurar, desvincularnos de la realidad, tapando de mil formas diferentes aquello que nos da color, borrando nuestras raíces, convirtiéndonos en lobos, dragones, depredadores de nosotros mismos.


Nos pasamos la vida protegiendo esta biblioteca de la mejor forma posible, la entrada a nuestros sueños y pensamientos llenos de colores y matices, miniaturas de nuestras vidas, nuestro ser interno, y de esta locura existencial que nos imponen y que debemos defender imperiosamente si no queremos que la quemen como las maravillosas bibliotecas del pasado en nombre del poder…
Juan Manuel Álvarez Romero © 2011

jueves, 1 de diciembre de 2011

Eduardo Galeano





Uno escribe a partir de una necesidad de comunicación y comunión con los demás, para denunciar lo que duele y compartir lo que da alegría. Uno escribe contra la propia soledad y la soledad de los otros. Uno supone que la literatura transmite conocimiento y actúa sobre el conocimiento y la conducta de quien lo recibe; que nos ayuda para conocernos mejor para salvarnos juntos.
Eduardo Galeano

martes, 29 de noviembre de 2011




Viajamos libremente desde que nacemos, soñamos que volamos y, recorremos los caminos más hermosos. Pero también podemos sentir todo lo contrario a lo largo de nuestro viaje, todo depende del camino que escojamos en la encrucijada.

En las noches más oscuras, recuerdo los perfumes de otros tiempos... y en esos recuerdos mi corazón late como en los días más luminosos...

Porque en esto y aquello nos vamos encontrando, en las flores, las nubes, en el cielo... en la tierra, en la miradas, en el alma...incluso en la miseria, el hambre, la guerra, la muerte; en todo nos encontramos y, aprendemos… incluso del mal.

Construir nuestro propio pensamiento como humanidad es una forma de luchar contra la manipulación y la realidad que nos muestran como única.
Juan Manuel Alvarez Romero

Añoranzas





Entre el ayer y el hoy, sólo queda una sombra entre líneas/ Líneas divisorias de aíre y sombras, un ayer/ Entre lo que queda y lo que se fue, sólo nostalgias/ Recuerdo y añoranzas al mar

Por: Juan Manuel Álvarez Romero*

Entre bloques de piedras, calles cerradas
Calles sin luces, calles desiertas, sombras
Aparecen destellos de voces que me asombran por sus propios recuerdos
Incluidos los míos, que resurgen de aquellos que un día me hicieron soñar
De sonidos, música y voces que surgen de puertas, ventanas, bares y antros
***

Las luces de farolas, autos y almas sin rostros
Incluida mi alma que sueña con destellos de luna
Con destellos de sol…
Con cielos descubiertos, sin nubes que oculten al alba
***

La blancura de la nieve, de las nubes bajas que cubren el horizonte
Horizontes invisibles, bajo valles de bosques milenarios
La niebla matinal, trae tras sí al sol
Con él, el día, y tras él, la luna
Entre calles cerradas y entre bloques de piedras
***

Entre el ayer y el hoy, sólo queda una sombra entre líneas
Líneas divisorias de aíre y sombras, un ayer
Entre lo que queda y lo que se fue, sólo nostalgias
Recuerdo y añoranzas al mar


Juan Manuel Álvarez Romero © 2011

Sobrevivir







http://www.debatepress.com/?p=verNoticia&idNoticia=15753&idCategoria=4
http://youtu.be/cAAPXxkRolE

Me encuentro en las palabras que salen sin cesar, en forma de frases que ni yo entiendo, pero en su resultado final les encuentro el sentido, es como un auto análisis de pensamientos, un controlador que no cumple bien con su labor, pero que a su vez abre puertas, sensaciones, a veces, incluso abriéndose a la libertad.
Por: Juan Manuel Álvarez Romero .-
Creo que nunca logré controlar los pensamientos del todo, al menos de una forma que me deje respirar, sin recuerdos, sin sensaciones ¿Como no sentir, como no llorar, como dejar los sentimientos o el corazón a un lado y seguir sin pensar, simulando, o mirando a otro lado; sin dejar de hacerlo, sin conseguirlo del todo?
No encuentro las mismas palabras de hace tres días, ni un mes, ni un año… de olores, de sombras que me persiguen allí donde mire, camine, deambule. Aún de forma diferente a como suelo recordar; volviéndose al mismo instante en memoria.
Los edificios, las calles; las ventanas que se cierran cuando paso, las puertas que se abren cuando las dejo atrás y, percibir las miradas de quien sale de ellas para mirar. Como no sentir todas estas sensaciones y caminar sin intuirlas, percibirlas, sentirlas en su plenitud, su belleza. De alguna forma transito a diario por calles buscando un parecido, quizás a otras y, siempre me pregunto a cual de ellas debo retornar en la memoria, ¿de donde, que ciudad o, que barrio surge la sensación de haber estado antes en estas? —¡Pensando siempre, siempre pensando!— ¿Cómo se desconectan los pensamientos? ¿Como mantener el orden perfecto para no caer de nuevo en los sentimientos, las comparaciones, los recuerdos que un día fueron parte importante de la vida y que hoy solo son eso, recuerdos en forma de pensamientos abstractos?, ―en un sin sentido―. ¿Como encontrar el puente entre lo que debo pensar o lo que no, sin la necesidad de tener que pensar en ellos? Como compaginar los pasos sin tener que pensarlo, — es como cuando conduces, uno no va pensando en girar a la derecha o la izquierda, lo hace por intuición, lógica, orientación—… pero nunca como un tom tom ―! no, por favor!—.

Existe un yo que siempre persiste en el regreso de esos pensamientos torturadores… contradictorios, ilógicos; el otro que ande hacía adelante, que compare con otras formas de estar, de vivir, que siga investigando en aquello en lo que uno mismo es, y por lo tanto, volver al lugar de donde partiste, y del cual vuelves a la insistencia de perseguir aquellos sueños rotos por el tiempo y las ilusiones. Querer olvidar, para poder dejar de sentir, pero a la vez seguir viviendo. Cuando sales, o entras, es difícil volver, o salir, aunque aquellos vínculos que te unían a ese pensamiento siga esperando tú regreso… o tú llegada —“en una insistencia a la resistencia misma”—. Existe una relación entre estos y la libertad, estoy seguro de que así es, la paz interior, la liberación de estar donde uno debe, sin complicaciones, o con ellas a cuestas. Nunca aprendí como se hace, ni una cosa ni la otra; ―y no sé si quiero―; existe un lugar donde surgen y se ordenan las ideas, las experiencias, los sentidos y pensamientos sin sentidos, los sonidos, aromas, palabras; fuera de esto solo quiero guiarme por las estrellas, ―seguir siendo un nómada―, y no quedarme en el mismo lugar demasiado tiempo, seguir buscando para poder volar sobre ellos, —los pensamiento— sin tropezar, y poder así, sentarme y encontrarme a mi mismo a través de lo escrito, lo vivido, lo aprendido, lo grabado en la memoria, en el corazón, en el alma y, así poder volver a retomar el vuelo de una forma segura, entre las corrientes de aíre, las nubes, los acantilados, los horizontes a los que nunca llegué, porque son eso, horizontes que marcan la línea divisoria entre el ayer y el hoy, entre la realidad y la ficción; entre el yo y el mismo horizonte.

Los lugares están bajo las nubes, ahí, en una zona neutra, pero de expansión “línea no divisoria”. Es un lugar donde no hay que buscarse ­ — “porque realmente está en uno mismo” —.

Con tan solo una mirada confluyo en la salida del día, en pensamientos que corren fuera de mi alcance existencial, en la oquedad de los silencios que quedan vacíos en voces que griten el —¡basta de cada día!—. De los horrores del suicidio social, del miedo a esas finas líneas entre el ayer y el hoy y el instante que cae vertiginosamente junto con aquellos que un día nos hicieron salir de nuestros refugios en busca de libertad, de vida.

—Alguien me dijo una vez que los peces tienen una memoria de tres segundos— ¡como les envidio! Pero por otro lado, siento que no debo olvidar, porque olvidar es morir, es quitarle sentido a lo vivido, quedarte sin aíre, sin la esencia de lo que uno es, ser. De lo que se llegó a amar y aún se ama. Nadie quiere recordar el dolor, nadie quiere revivir lo malo, al menos, queda el intento de olvidar, sin terminar nunca de borrar. Todo queda grabado en el corazón, en el alma, de una forma u otra… proseguimos y seguimos, en esos pensamientos inagotables, que intento convertir en creativos, en historias mágicas, sueños, esperanzas, vida… convertirlos en algo que no destruya, y que me aliente y alimente a su vez, para poder seguir escribiendo y, sobreviviendo.

Juan Manuel Álvarez Romero © 201

martes, 22 de noviembre de 2011

Nómadas

Nómadas
Como quisiera que no existieran las fronteras que hoy rigen el mundo, en silencio, sin darnos la oportunidad de poder elegir libremente. Como quisiera que la libertad fuera como esta música, que por unos instantes me hacen volar como esa hoja que cae en otoño, segura de haber cumplido con su objetivo como ser. Como quisiera saber la forma de borrar tantos horrores quebrantados en nombre de la paz, de la libertad… como quisiera saberme en un mundo honesto, unido y libre…sin mentiras, sin manipuladores. Como quisiera que la palabra libertad tuviese su verdadero significado.
Juan Manuel Álvarez Romero © 2011