viernes, 15 de abril de 2011

EL LIBRO DE LOS SUEÑOS (JUAN MANUEL ÁLVAREZ ROMERO HABLA, DICE, SOBRE SUS LUCES Y SUS SOMBRAS)

                                                 

EL LIBRO DE LOS SUEÑOS


EN TUS MANOS ENCONTRÉ LA SABIDURÍA, EL CONOCIMIENTO DE LOS DÍAS, LA LUZ DE LAS NOCHES...

Quiero recuperar las horas, los minutos, los segundos que aun estando contigo no supe apreciar y, no supe ver pero que hoy, tiempo, vuelven a mí con sus perfumes y sensaciones mágicas que impregnaron mi alma en silencio, lentamente segundo tras segundo sin darme cuenta. Tú, sí tú, supiste ver en mi algo en que saciarte, algo en que entretenerte, hoy me doy cuenta de tu paciencia, de tú sabiduría, de tus silencios en las antiguas piedras que te hacen ser lo que hoy eres. Tú te embriagaste no solo de mi, si no de todo aquel que supo estar en tú presencia, que estuvo a tú lado desde la infancia del alma. Sin saberlo, has permanecido en mí, puedo verte desde la soledad, en el silencio; desde lo más recóndito de la esencia de mí ser. Sí, estas en mí tranquilo, estás ahí, sin saberte te puedo presentir en todo lo que hago y soy, sin escucharte puedo intuir tus palabras, sin verte puedo apreciar lo que caminé y, sin pedirte me lo distes todo ¿y sabes?, soy lo que soy, por lo que me dejaste ser, por lo que dejaste en mí; el camino continua, pase lo que pase continuaremos caminando juntos.

2011© Juan Manuel Álvarez Romero




lunes, 11 de abril de 2011

EL CAMINO DE LOS SIGNOS: PODER Y MIEDO





En este capitulo, se pretende desarrollar lo ya expuesto en los artículos anteriores y, comenzar por el tejido de los signos construidos alrededor del miedo, y los códigos que se tejen desde el universo productor de signos y sus respectivas cargas significativas que hemos llamado “sistema” este y sus respectivos discursos de moldura, sus posibilidades de poder.
También decir que este proyecto se ha convertido en un trabajo de equipo, con Vanessa Torres Mayorga, Antropóloga y escritora, y Juan Manuel Álvarez Romero, creativo multidisciplinar, como proyecto de publicación con el contenido final del desarrollo del mismo en un volumen, cuando demos por terminada la exposición en estos diversos artículos que Debate Press está publicando cada lunes. En la sección “Diario de la tribu”

Es claro que hombres y mujeres nos hacemos más maleables, más vulnerables cuando se nos impone el miedo, y sin embargo
¿Es este unilateral, o la carga significativa que posee tan solo afecta en una dirección?
¿Es decir es tan solo el que genera el terror un ente programador que no se ve afectado por la tortura que genera?
Cuando el prestidigitador “el sistema” hace lo improbable, atrapa nuestra atención, provoca una cadena de sensaciones, razonamientos, conclusiones, versiones de la realidad, en ese momento un truco está a punto de tener efecto.
Como ejemplo, a diario existe un efecto de ilusión frente a los simulacros a través de los que vivimos una experiencia de la realidad, y sobre ella juzgamos el mundo aparente afuera, codificando nuestro mundo interno, para responder justamente a eso, la respuesta admirativa ante los ojos del ilusionista, que continua su show mientras únicamente nuestros ojos y nuestro corazón lo siguen de manera espasmódica.

Como un ejemplo no muy lejano, cuando el ex presidente norteamericano George W Bush argumentaba la invasión a Irak por estar en riesgo la seguridad mundial, ya que estaba infectada de armas de destrucción masiva, tele comando una invasión, desde una aparente historia relacionada con el ataque aéreo sufrido en el 2001, apareció una historia que de la nada reunió hechos, pueblos, sucesos, que aun hoy son discordantes, y que al final era solo una forma de justificar una masacre humana y cultural, el ritual de ejercicio de la fuerza y el control, y pospuesto el interés en el sentido productivo que se le puede dar a una región que aún hoy 10 años después persiste. Allí lo formal cobra vida, nos dice que en el orden discursivo el prestidigitador hace gala de su arte, desde allí es desde donde actúa con más fuerza su poder.

En la foto que fue publicada semanas anteriores que muestra como un sanador hindú pisa a un niño pequeño, mientras que a pie de foto se lee “un radical religioso pisotea y mata a un niño de otra religión” aparece otro claro ejemplo del juego, el engaño no es solo esto, es el arma que provoca justamente en las mentes de quienes condenan el hecho la presencia de la misma actitud, el desaforado miedo al otro, al diferente, al que esta fuera del universo de código de la verdad que me han creado. Es algo obvio que somos conscientes, pero solo actúa realmente la consciencia al ir mas allá del truco, al meterse en sus entrañas.

Todo lo que se ve sin entender, todos los hechos sin análisis, todo un mundo que no es territorio y que producto del vacio no deja mas remedio que encoger los hombros y decirnos “que mierda de mundo” y acabar olvidando que la esencia del mensaje era esa la aparente mentira, o aparente verdad con la respuesta de la impotencia, y todo esto sucede tan solo segundos antes de abstraerse nuevamente en la relación mágica producción-consumo; y que sin embargo se vuelve al estado de aparente normalidad con una idea de mundo en el que desastre e impotencia es seguridad y bienestar son inamovibles, hechos naturales que no permiten desempañar la cortina de humo de la que hacemos parte indiscutible. El miedo.

El miedo emerge de la fluctuación de códigos y símbolos que son verdades para quienes los ejercen y pesadilla para quienes los resisten, emerge de la fluctuación de imágenes que concentran modelos de felicidad, de tranquilidad y de seguridad, todo este significado de felicidad que contrasta diariamente con los ojos anonadados del mundo entero que frente a las pantallas asume hacer presencia constante tanto de las mayores catástrofes, como de los paraísos artificiales, que derivan del control de los universos salvajes que aun quedan por domesticar, de los salvajismos humanos que hace falta terminar de erradicar, de los estándares productivos que hacen sonreír al cierre del día de la bolsa, o las sonrisas de aluminio que proyecta el panteón de los dioses comerciales de turno….
Todo igualmente terrorífico por contraposición a la vida y cotidianidad de nosotros sujetos promedio que no entendemos aun porque debe existir la tal bolsa, que intenta sacar adelante la cabeza en su constante tortura de sobrevivencia y que desea desesperadamente esa aventura salvaje y/o a la mujer de su prójimo (que a la sazón seria el actor o cantante de turno) o simplemente se encuentra en esa tensión constante de verse desprotegido en un mundo inundado de entes aun no controlados, de ataques que podría recibir, de robos, asesinatos y muertes que inundan su universo privado cada día desde el aparato-espejo-simulador que le demarca su razonamiento diario.
La relación de los mismos códigos del miedo con “el sistema” se articulan a una verdad que fabrica entes para sostenerla, porque es justamente la verdad del torturador aun la más dura, es un gusano que le come la conciencia, que modela sus sentidos, emociones, su humanidad, que poco a poco lo va diseñando marioneta de los intereses que no son los suyos. Este, el sujeto ejemplar, que como nadie puede ser encargado de cuidar y proteger el imperio del orden, la tranquilidad de producir y consumir en armonía, no se ha visto jamás como el mayor de los esclavos, el preso vigilante de la prisión que lleva mas años dentro de ella que muchos de los proscritos con las más altas condenas, aquel a quien no está permitido ningún brote que venga de si mismo, fuera del código seguro de la libertad que defiende. El problema no es solo el, es la cadena a su alrededor cuando poco a poco otros antojados de su felicidad, se asimilan a su código, lo consideran justificable, lo usan como traje cotidiano dándole justificación a su vida a ese prestigio triste, al final el más caro de llevar...

Se dibuja ante nosotros nuestra época, encerrada en el marco prodigioso de signos y los que de ellos emerge como un universo de posibilidades que para muchos son simples ilusiones de los juegos de simulacro y para otros la daga que atraviesa sus vidas, sin que sea comprendido que mas allá de entender el simulacro, a esa la película que hace reír o llorar no se le puntualizan sus consecuencias, esas que justifican el videoclip de la seguridad por la que se paga cada día y se justifican las nuevas colonizaciones, desde donde se tele-comandan de manera siniestra las resistencias y ese no detenerse en lo urgente, que al final seria ese ir mas allá, eso que abarca las necesidades reales de las gentes y sus pueblos, que se diluye todos los días entre la ceguera general.
Juan Manuel Álvarez Romero; Escritor y creativo multidisciplinar
Vanessa Torres Mayorga; Antropóloga y escritora

LA ESPERA




Entro sigilosamente a la habitación hasta lograr sentarme en mi sillón de lecturas y viajes, frente a la gran ventana que da a la terraza y, por la que entra una maravillosa luz limpia, junto al aíre perfumado con olores a fragancias, plantas y paisajes lejanos de oriente; todo envuelto en una hermosa armonía mágica, luz, aíre son portadores de mensajes de tú existencia.
Al respirar esta luz cegadora pero hermosa, sin dolor, sin quemar la vista me dejo llevar por las formas que proyecta en las paredes lisas y blancas.
La luz etérea y silenciosa me trae imágenes de tus paisajes que se dibujan ahí, frente a mí, surgiendo puntos de fugas formando planos lisos pero con texturas maravillosas que me recuerdan a mágicos bosque de árboles tan antiguos como la humanidad.
Frente a esta pared de belleza incalculables, y sus imágenes que me llenan de paz y amor hacia ti, aparece otras formas más parecidas a valles o mares, en los que aparecen formas que bien podrían ser barcos o casas degradadas por los grises más bellos que jamás vi. Al fondo, a la derecha de un zurdo, puedo percibir la silueta de una hermosa luna cuando y de pronto escucho una voz dulce que me recita al oído…

“Mi luna está mora... las estrellas casi entran a mi escritorio, el aíre respira del azahar y me trae tú aroma a la mesa... las palabras surgen del silencio que el mar se niega asumir... esta noche en especial vuelo en perfumes, estrellas y lunas junto a ti...”

El techo plano, liso, sin bultos que le declaren imperfecto, me evoca a tú universo, me avisa de tus estrellas y planetas que te protegen y cuidan en tú camino desde tú infancia; la luz que penetra por la ventana se va degradando en oscuridad hasta llegar a la altura de mi cabeza, mientras que por su recorrido me llegan noticias de galaxias enteras y repletas de vidas que no llaman ya la atención de mis sentidos.
Una voz sin voz me dice al oído, quédate y, una luz sin luz me envuelve sin cubrir del todo y, una música sin notas me trae tú imagen de princesa, mirándome con la dulzura de un ángel.
Y allí, en silencio permanezco esperándote desde hace ya toda una vida, con la certeza de que acabaras por llegar en cualquier momento.
A Vanessa Torres Mayorga
2011© Juan Manuel Álvarez Romero

domingo, 10 de abril de 2011

RECOMENZAR




Descender
Realidad.
Irreal.
Terminar.
Comenzar.

***

Recomenzar.
Decaer.
Volver a subir.
Lugo caer.

***

Recomenzar.
Esperanzas.
Palabras.
Vidas.

***

Recomenzar.
Hijos.
Amores.
Realidades.
Confesiones.
Empezar.

***

Recomenzar
Silencios
Sabiduría
Soledades
Silencio

2011© Juan Manuel Álvarez Romero

EL CHICLE-

Escultura de Mauricio Savini



-EL CHICLE-

El círculo nos conduce inevitablemente al centro
Como en una espiral para después escupirnos...
De esta forma fui excluido de tú círculo…
Como un chicle sin sabor…
Como una promesa incumplida…
Con la fuerza de un ciclón…
Me dejaste a oscuras…
Me convertiste en una mancha en el sofá…
Pero cometiste el error de pisarme…
Ahora voy pegado a tú zapato y no pienso despegarme.

2011© Juan Manuel Álvarez Romero

lunes, 4 de abril de 2011

NOS SENTAMOS EN EL MEJOR ASIENTO





LA ÉTICA IMPLICITA.-
En el siglo pasado “XX” nos hemos sentidos sin duda prolijos en dictaduras cruentas y sin poner diferencias diría que todas ellas han sido fieles defensoras de la pena de muerte. La Alemania nazi, el Chile de Pinochet, la Argentina militar, la España de Franco, las dictaduras de Asia y África etc… han sido y son ejemplos aleatorios claros de la pena capital como instrumento de represión contra la disidencia… Buscar más atrás sería introducirnos en las cavernas de la prehistoria y buscar en los símbolos y pinturas en la historia de cómo la humanidad ha utilizado este medio como forma de control social.

Pero hoy no quiero entrar de lleno en el tema de la pena de muerte en si, si no en como la ley actúa sobre estos códigos sociales impuestos desde antiguo y que pase lo que pase se deben tomar y hacer cumplir…

Digo códigos, porque está en nuestra conciencia social y diría he innata, el arbitrar estas normas dentro del núcleo del colectivo, “tribu”.

Estos códigos prevalecen sean cual sean sus costes, el caso es convencer y mandar disuadir al colectivo de no cometer actos parecidos.

Con estos conceptos las religiones, las culturas, y los dogmas han sacrificado a miles de personas en pos o en nombre de un ideal, religión, represión, ideologías; esto visto en un plano mayor ha marcado las políticas dictatoriales, las normas sociales, y las normas de conducta a lo largo de los siglos sobre la humanidad. Entraríamos también en el contexto de la política disuasoria “en última instancia” con la paradoja inherente de la lógica del determinismo social; el castigo en si no cumple otra doctrina que el puro sadismo para que la amenaza sea creíble.

Ahora tomo como ejemplo una parte de un texto de Steven Pinker en el que comenta en otro contexto a este, pero que creo puedo tomar como ejemplo para explicar mi idea y dirigirla hacia donde me propongo.

“La ley a de cumplir lo que promete; Si uno que se encuentra en el corredor de la muerte intenta suicidarse, le llevamos enseguida a la puerta de urgencias, luchamos por reanimarle, le aplicamos la mejor medicina para ayudarle a que se recupere, y después le matamos.” Lo hacemos como parte de una política que cierra todas las posibilidades de “burlar a la justicia”

Bueno después de esto me voy a mi tema que no es otro que, hacemos lo mismo con la política disuasoria con otros países con otras culturas, con continentes enteros, prestamos dinero a otros países que lo necesitan para recibir a cambio un alto beneficio, como oprimirle después aun muriendo de hambre cientos de miles de personas diariamente; eso da igual, deben devolver el dinero y si mueren de hambre que no quede que no se les ayudo, ahora merecen ese castigo… ellos han tenido la oportunidad de salir adelante con nuestra ayuda pero no han sabido, así que quede claro que no merecen más ayudas. “No cabe la posibilidad que la ley sea flexible ante esta situación” el sistema nunca pierde.
Esto me recuerda a ciertos artículos de los deberes y derechos expuestos sobre los “derechos humanos”. Pero la pena es que se da por hecho que estas leyes u normas para todos iguales, es papel mojado, y esto conlleva a la naturalización de nuestros sistemas políticos y legales, que han ido creciendo en nuestra propia contra por esa dejadez de dejar que hagan las cosas por nosotros, que nos manipulen como muñecos, marionetas, que nos despreocupemos de todo porque las leyes están para protegernos, como así es, pero es evidente que con muy claras diferencias, que no es para todos igual, que unos tienen unos derechos y otros no, con una clara demarcación legal, con una fronterización, diferenciación y, sobre todo con la crueldad más deshumanizada sobre las diferencias de clases de razas y niveles sociales.

Y claro, sin querer estamos entrando nuevamente en lo que ya comenté anteriormente en otro articulo; la política del miedo. ¿Podríamos decir que la ley es aliada a la política del miedo?
Si miramos bien, todo está entrelazado y, enmarañado de tal forma que percibir o encontrar lazos cuesta, pero una vez desatados vemos que la cuerda que oprime siempre es la misma, sin cortes, ni remiendos; cada nudo en ella es una frontera, un muro, una guerra, una mentira y así nudo tras nudo… mi idea es ir desatando estos nudos, con nuevas formas de ver y comprender.

No quiero olvidarme de la esta forma de ejecutar la ley a personas, ha estados, pues es el mal llamado terrorismo internacional, que no es otro que el mismo que utiliza el sistema para obtener algo a cambio, como lo ocurrido no hace mucho con el señor Buch, cuando pedía a un país de oriente medio petróleo a cambio de ciertas personas. Esto es terrorismo político, terrorismo extremo, que en cierta medida es naturalizado por las leyes internacionales y las políticas del comercio, se miente para obtener más poder, es como “tú cállate, mientras yo obtengo más poder, y mientras provoco la anti- democratización. Mientras provoco también que tengáis que pedirme que no os bombardee más” se miente diciendo, yo no soy racista, no soy antisemita, no antinegro, no antiárabe… se finge públicamente mientra se negocia, después en casa… esto es sin duda monopolio de poder, de ser todo aquello que no se es, y esto termina siendo el terrorismo político. El que provoca el verdadero terrorismo internacional que no es otro que él mismo. Podemos decir que es una corporación con cabeza de monstruo inmoral, para así mantenerse y sobrevivir como tal, quien está dentro del sistema, está dentro de la mafia; de la corporación, de la maquina legal que cubre todo rastro de falsas verdades, para después volverlas contra su objetivo, y esto al final es siempre con el “cueste lo que cueste, primero te salvo, y después te mato”

EL HOMBRE ES EL ANIMAL MÁS NETAMENTE DEPENDIENTE DE ESOS MECANISMOS DE CONTROL ESTRAGÉNICOS, MÁS ALLÁ DE LA PIEL, COMO LOS PROGRAMAS CULTURALES, PARA ORNENAR SU CONDUCTA.
Clifford Geertz 1973


2011© Juan Manuel Álvarez Romero

sábado, 2 de abril de 2011

RELATO BREVE, DE REGRESO A CASA


http://www.facebook.com/l.php?u=http%3A%2F%2Fwww.calle-ficcion.debatepress.com%2F%3Fp%3DverNoticia%26idNoticia%3D12793%26idCategoria%3D1&h=gAQDGgqYIAQBCKZiSngTwrlUHcyR7zyJ-yd-c4qUfQfmI9A

El metro comenzó su recorrido hacia casa desde la estación central donde yo me subí, tenía por delante un buen trecho; estaba en esos momentos en la otra punta de la ciudad, logré encontrar un asiento vacío, pude comprobar que todos miraban a un punto en el vacío, sin sentido, solos en sus pensamientos más íntimos, aferrados a sus bolsos ó algún paquete o a sus propias manos, rostros unos más grises que otros, nadie mira a nadie, un mundo vacío pienso, un mundo sin ruidos, sin voces, sólo sonidos a máquinas y motores de combustibles.
Me coloco mi mp3 y me pongo los auriculares para escuchar a “Zbigniew Preisner y su concierto en Mi mineur” mientras miro tras las ventanillas como pasan las estaciones una tras otra… rostros reflejándose en los cristales; niños que deambulan solos, ancianos tirados en el suelo…parejas besándose tras los pilares de hormigón gris de las estaciones…paredes negras que hacen reflejar tu rostro en el cristal como si fuese un espejo oscuro, marcando los rasgos de mi rostro ya envejecido, huraño tal vez, solitario y triste. Esto me provoca miedo en mi interior, me asusta mi oscuridad y mi vacío infernal compuesto sólo de sombras sin dueños, de risas sin sentido, de llantos desgarrados de dolor. De pronto paso del concierto en Mi mineur, a la pieza de Preisner “las marionette” ¡quizás me deje llevar demasiado por la música para interpretar mi entorno, quizás…! pero esta pieza en particular me hace ver de otra forma este paisaje gris que me precede de alguna forma e ilumina el sentido de lo que voy viendo ante mí… creo que tan sólo quedan dos paradas para llegar, ahora escucho la pieza “Road” hace que camine con más seguridad mientras me dirijo hacia la puerta de salida, pienso en el camino que he de tomar hasta la casa, al abrirse las puertas siento como entra una ráfaga de aire fresco pero rancio, veo también los rostros impacientes de los nuevos pasajeros; grises y sonámbulos… de pronto comienzo a escuchar la pieza Betlejem Polskie…y comienzo a subir hacia la superficie a través de las escaleras automáticas…debo subir tres tramos más, hasta llegar arriba… escucho murmullos fuera de los auriculares, pero la voz dulce de la cantante me tranquiliza y acuna… acompañándome hasta poder ver por fin la luz del sol que ya logro divisar entre la multitud, con sus campanillas finales de Betlejem Polskie salgo a la calle. “Lacrimosa” suena mientras comienzo a caminar por fin sobre la superficie hasta llegar a la avenida principal, donde cogeré un bus durante tres estaciones más, es diferente estar al aire fresco, ¡mucho mejor que andar bajo tierra! conforme avanzo, mi mp3 cambia a “Song for the unification of Europe” del mismo autor. (Hice para hoy esta selección, sé que me acompañará durante mi recorrido y le dará sentido al mismo…) ya no puedo estar sin música, me horroriza el silencio interno que me persigue allá donde voy, pero el llegar a mi destino también me horroriza. El silencio sobre mi silencio es aun peor. Al subir al autobús me sorprendo con la pieza “to love” me calma, me sosiega y pienso en volver al mar.
Al llegar a casa decido decirlo…¡que no soporto la ciudad! que me marcho junto al mar, al menos puedo hablar con él. Esta noticia no agrada, pensaban que me quedaría algunos días más, pero les digo ¡que no soporto la ciudad, que me ahogo en ella, que necesito el aíre del mar!
Así sentado en la parte trasera del autobús con dirección al océano, voy mirando al cielo con su color azul intenso lleno de una vida mágica y abierta a los sueños “Three colour: Bleu” me acompaña, mientras la ciudad va quedándose atrás, lejos muy lejos al fin.
En mi coronilla siento como el sol va subiendo de temperatura, y calentando también mi espalda que en cierta medida me agrada y reconforta, ¡añoraba esto!
“You Raise Me Up-Secret Garden feat. Brian Kennedy”; suena en mi mp3… hacia el mar, al que considero mi hogar desde siempre… ya nada será lo mismo para mí. Las sombras se desvanecen cuando estoy cerca de él, solo él lo comprende.
Con el Requien de Mozar observo ya los acantilados y precipicios…siento vértigo y me asombro de la magnitud de estos paisajes que aunque ya sabidos y reconocidos nunca dejan de sorprenderme…el autobús a veces da la sensación de caer al vacío, y el estomago me traiciona… pongo de nuevo la pieza “Les Marionette” y me voy tranquilizando, se que mi destino está cerca y que pronto podré hablar con él. ¿Por qué me atrae tanto el mar? Nunca lo he entendido, ¡pero me seduce tanto!
“Lacrimosa”, suena cuando al fin veo el intenso azul tras las montañas, incluso me salen algunas lágrimas.
El autobús paró en seco en la plaza del pueblo. Al salir noté el fresco, mezcla de montaña y de mar…de un aroma inimaginable para alguien que no lo esté viviendo en el momento. Sacudo la cabeza para despejarme del viaje y me encamino hacia el mar. Justo al final de la calle principal, entre tiendas de subvenir y restaurantes para turistas como yo, pero no me siento un turista cualquiera, pues me siento de aquí, ser parte de este lugar, siento en mis pies como sube esa energía que me transmite esta tierra.
Cuando llego a la playa, retiro mis auriculares ya insonoros. El sonido del mar que me envuelve y me traslada a algún lugar transcendental y mágico, fuera de esta locura vital de sobrevivir, de seguir caminando aunque no desees hacerlo, de caer para volver a levantarte, ruidos infernales de la ciudad gris y autómata me torturan y confunden en estos momentos tan solo rotos por el murmullo del mar.
En mi alma vuelve a sonar el piano de Chopin “la nocturna” y me acelera el corazón mientras la arena envuelve mis pies y los relaja, el agua llega hasta ellos fresca y burbujeante, observo que aun es temprano para que haya alguien en la playa, y me alegra de ser el primero del día en pisar esta maravillosa arena aun húmeda después de la marea alta, y que ahora bajada deja sus restos de algas y naufragios y como no la huella del ser humano, botellas de plástico por doquier, bolsas, etc… pero lo ignoro por no estropear este momento tan especial para mí.
Me gusta esta soledad, intuyendo que la otra, la soledad no deseada se esfuma como la espuma de las olas del mar. Me siento en la arena y contemplo el va y viene de las olas, las gaviotas aprovechan los restos que la marea dejó atrás, al fondo se ven barcos pesqueros tradicionales de la zona, y esto me gusta…es algo natural y bello una visión única que reconforta el alma. Al fondo puedo ver el faro que ya está apagado, pero que al contacto con el sol, su espejo da la sensación de estar encendido.
Luego cuando el calor comienza con su fuerza habitual prosigo en dirección al pueblo a buscar un lugar donde refugiarme de las horas más duras del día. Camino por sus calles empedradas. Casas de una sola planta con tejados rojos. Sombras de higueras. Parras que crean un micro clima que hace bajar la temperatura al menos unos pocos grados. Me siento en un poyete de piedra gastado por el paso de generaciones y aprovechando la sombra que provoca la aproximación de las casas dándole a la calle un frescor muy especial, junto con el aroma a guisos y animales de granjas supongo. Sin pretenderlo caigo en una zozobra que me lleva a un estado de letargo consciente dejándome llevar por el cansancio del viaje y por la calma del lugar. Cuando por fin me despierto tengo delante una cabra y a un señor grueso con una sonrisa desdentada, esperando a que me quite para poder pasar con sus ovejas y cabras, no sé como pero de un salto dejo el umbral libre comprobando que sudo como una ducha abierta. El hombre desdentado me ofrece un racimo de uvas mientra que sus cabras entran dentro del hogar hacia un patio que se percibe al fondo. El sol está en estos momentos en su fase más alta y las sombras abrazan como fuego…al poco el pastor sale de su casa y me ofrece un vaso de agua fresca he incluso me invita a pasar, para que no esté en la calle en las horas de más calor, dudo pero al fin, con mis mejores palabras de agradecimiento acepto. Al entrar en la casa el olor a corral de animales es casi insoportable, pero sobre este flota un aroma a un buen café, que no tarda en ofrecerme con sus manos gruesas y callosas, ― gracias le digo ― con lo que rompemos el silencio que persistía en el ambiente, el me pregunta de donde vengo, y le contesto que realmente busco lo que no tengo en el lugar de donde vengo…el sonríe y me dice que nadie quiere lo que tiene, y que se debería aceptar lo que realmente se es y de donde se es, buscar es una perdida de tiempo, ya que olvidas lo que tienes y dejas de apreciarlo olvidando incluso tus verdaderos deseos.
Esto me deja un poco desconcertado y pensativo, se ve un hombre sin cultura y casi que no sabe hablar, el no tener dientes le dificulta el entendimiento y con estas reflexiones suyas me sorprendo. Continuo diciéndole que vengo de la ciudad a buscar la paz que no encuentro en ella, y que siempre la encontré en este lugar, “el mar…” el mar es maravilloso ¿verdad? … ― me dice ― y yo le contesto que tiene una casa muy fresca y agradable ― él sonríe ― es mi cueva ―comenta entre una carcajada muy sonora―, antes sólo tenía un cobertizo y lo fuí convirtiendo en esta casita, cuando se está en el monte todo el día con las cabras el tiempo no te da para mucho, y esto es el resultado de años…sí, me siento bien en mi hogar, sé que es mío desde la primera piedra hasta la última.
― permanezco en silencio mientras le observo hablar ― al poco se levanta y se dirige a una pequeña nevera que casi la tiene fuera en el corral, saca un plato de higos y queso con los que se me aproxima diciéndome que espera que me guste porque no tiene otra cosa, luego de su talega saca pan y con un cuchillo “que me da miedo” corta dos grandes rodajas.
La verdad que la tarde no sale mal…es una situación que si no te dejas llevar te incomodas seguro…pero me dejo llevar por su talante de buena persona y hospitalidad, cosas que hoy en día casi que no se encuentra. Cuando para de hablar observo que su cabeza cabecea de un lado a otro hasta que termina apoyada en una de sus grandes manos, se duerme descaradamente y sonrío por su sencillez, le imito, pero no quiero perderme la tarde junto al mar, así que pongo la alarma del reloj sobre las seis treinta y me dejo llevar por el sopor del vino con el pan y el queso con higos… “siento como si hubiera viajado al pasado, a otro tiempo ya inexistente”. Cuando me despido de este buen hombre que se niega a que me marche sin tomar un buen café ―como dice él ― después incluso me abraza y me dice que aquí tengo mi casa. ― Muy agradecido señor, le digo― y me doy cuenta que ninguno de los dos nos llegamos a presentar.
Ahora prosigo mi periplo hacia la playa de nuevo, un aire diferente me envuelve y llena mis pulmones de aíre puro, haciendo sentir más pausado el momento, me coloco el mp3 y me pongo a “farinelli pergolesi” genial para la entrada al intenso azul del mar que a su vez se funde con el azul limpio y claro del cielo. Es verdaderamente grandioso y majestuoso y aun más con esta música que hace que palpite mi corazón como el de un crío…subo el volumen pues aun quedan muchas familias domingueras con niños chillones, abuelas, y maridos dormidos bajo las sombrillas esperando ha que le digan que ya se marchan, mientras en sus oídos tienen unos cascos como los míos pero que de seguro no escuchan lo mismo que yo, ¡sería absurdo pensarlo! Me encamino hacia una zona que parece tranquila entre neveras y sombrillas, personas que vienen en contra haciéndome esquivarlas, ¡ellos se van y yo llego! ― espero que se marchen todos…― al fin llego al sitio deseado, pero ya sin música sólo con el sonido natural de las olas, el aíre y el perfume del mar salado ― ¡y a cremas protectoras… huellas indiscutibles… como también cáscaras de pipas, colillas, etc! ― Tras mis espaldas el pueblo con tejados rojos y piedra me observa como a un extraño, al menos esta sensación es la que me da, estar vigilado por cientos de ojos, aun estando solo en toda la playa. ¡De pronto el cielo expone su paleta multicolor como esmaltado al reflejarse en el mar! me da que el horizonte se pierde en ciertas zonas difuminadas y en otras rota tan solo por el vuelo bajo de las gaviotas.
Vuelvo a escuchar dentro en mi cabeza la música “Decaloque de Preisner” y una tristeza vuelve a mi corazón, como una apisonadora, siento que todo esto no me pertenece y que debo volver al mundo gris al que pertenezco… Mientras camino hacia el autobús escucho “The two last days”.
2011© Juan Manuel Álvarez Romero